La volatilidad del dragón

Los países emergentes como México y Brasil están averiguando por las malas que China puede ser una fuente tanto de crecimiento económico e inversión como de problemas y volatilidad financiera.

La desaceleración económica de China, la devaluación de su moneda y las fuertes caídas en sus mercados accionarios han sido causa de volatilidad financiera y depreciación alrededor del mundo, y han golpeado severamente las economías de países dependientes que van desde Rusia hasta Brasil.

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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por ciento
la caída registrada en el principal índice accionario de la Bolsa de Valores de Shanghái, la mayor de China continental, desde su pico histórico del 12 de junio hasta la fecha
El principal índice accionario de la Bolsa de Valores de Shanghái cayó 6.2 por ciento ayer, su peor desplome en las últimas tres semanas
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Los países emergentes como México y Brasil están averiguando por las malas que China puede ser una fuente tanto de crecimiento económico e inversión como de problemas y volatilidad financiera.

La desaceleración económica de China, la devaluación de su moneda y las fuertes caídas en sus mercados accionarios han sido causa de volatilidad financiera y depreciación alrededor del mundo, y han golpeado severamente las economías de países dependientes que van desde Rusia hasta Brasil.

En lo que va en el año, China ha registrado su peor crecimiento económico en un cuarto de siglo, su mayor devaluación en más de 20 años, y su peor crisis bursátil desde 1992.

Y en medio de estos problemas dentro de sus fronteras y de críticas a su manejo de éstos, las autoridades chinas de política económica “parecen estar perdiendo algo de su toque de oro”, según reporta el diario The Wall Street Journal.

Estas críticas, así como señas cada vez más preocupantes provenientes de los indicadores económicos chinos, han vuelto frágil la confianza de los inversionistas en el país. 

Un ejemplo de esto se vio ayer, cuando el principal índice accionario de la Bolsa de Valores de Shanghái cayó 6.2 por ciento en su peor desplome en tres semanas, en parte gracias a preocupaciones sobre si el apoyo gubernamental que ha sostenido a los mercados chinos en las últimas semanas será retirado.

Tal y como reporta The Wall Street Journal, “después de 25 años de astuta administración económica, los líderes chinos merece recibir el beneficio de la duda”. Pero si se equivocan, aún con “su credibilidad en juego”, el sufrimiento no se quedará dentro de sus fronteras.

Intervenciones controversiales

Las recientes intervenciones económicas del gobierno chino, tanto en los mercados accionarios como cambiarios, han resultado controversiales y confusas.

Después de fuertes desplomes en las bolsa de valores de Shanghái y Shenzhen, el gobierno intervino con recortes en las tasas de interés, inyecciones de capital, suspensiones de cotización y prohibiciones de ventas de acciones.

Bloomberg reporta que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido a China que estas medidas eventualmente deben ser retiradas. El FMI justifica esto diciendo que, aunque las intervenciones en general son apropiadas para evitar mayor desorden, debe permitirse que los precios encuentren su lugar gracias a las fuerzas del mercado.

Estas preocupaciones se vieron reforzadas en ciertos círculos con la devaluación del yuan, que en las últimas dos semanas ha registrado su peor caída frente al dólar desde 1994.  El cambio en la política cambiaria de Beijing es justificado como una transición hacia un sistema de transacciones con mayor base en las fuerzas de mercado, por lo cual el FMI indicó que no impactaría su juicio sobre la posibilidad de nombrar al yuan como parte de su canasta de monedas de reserva en el futuro.

Sin embargo, autoridades económicas fuera de China ven el cambio como un intento por impulsar el sector exportador del país y así detonar su crecimiento, ya que un yuan devaluado vuelve a las exportaciones chinas más competitivas e incrementa relativamente los ingresos domésticos de los exportadores.

Golpe al crecimiento

Para este año, el gobierno chino fijó un objetivo de crecimiento económico de 7 por ciento, el cual es su nivel más bajo en los últimos 25 años. 

Y aún este objetivo parece tambalearse, con algunos economistas indicando que el crecimiento en lo que va del año se encuentra más cerca de un 5 por ciento que del objetivo gubernamental una vez que se descuentan los efectos positivos del buen desempeño (el cual ya revirtió su curso) del sector exportador y de los mercados accionarios del país.

La desaceleración china ha hundido el precio de los commodities (mercancías primarias como el petróleo, los metales y los productos agrícolas), sobre cuya exportación países como Brasil construyeron su éxito económico de la última década. 

Esto se debe a que China es uno de los mayores consumidores a nivel mundial de estos productos. Con el petróleo, el cobre y el aluminio tocando niveles que no veían desde el 2009, el índice de commodities de Bloomberg (que sigue los precios de una canasta de 22 de estos productos) cayó esta semana a su nivel más bajo desde febrero del 2002.

En consecuencia, los problemas en países económicamente dependientes, en mayor o menor grado, sobre los commodities se han agravado. 

En México, esto a puesto en peligro inversiones en sectores como el energético y el minero, pero gracias a la diversificación económica hacia la industria de transformación de bienes se han evitado caer en recesiones como las vistas en Canadá, Rusia y Brasil.

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