Casi un mes después de que fiscales de Estados Unidos cerraron Liberty Reserve, una operadora de intercambio de dinero en línea, por presuntamente lavar más de 6 mil millones de dólares, parece ser que hay una nueva herramienta para blanquear fondos y evitar ser rastreado por las autoridades financieras.
Los pagos móviles (o pagos-m), que permiten realizar transacciones financieras mediante dispositivos móviles, cuentan con millones de usuarios, sobre todo en países en desarrollo como Kenya, Brasil e India. Pero entre sus números crecientes de usuarios pueden esconderse criminales.
El portal de noticias Quartz reporta que John Cassara, exoficial de la CIA y del Departamento del Tesoro, dice que “los pagos-m serán una de las grandes metodologías de lavado de dinero que tendremos que confrontar”.
Más económico que una sucursal
Debido a lo costoso que resulta desarrollar redes bancarias y de telecomunicaciones fijas, solo el 20 por ciento de la población mundial tiene acceso a bancos y servicios financieros tradicionales.
En contraste, existen 5 mil millones de celulares en el mundo, y estos tienen el potencial de ser utilizados como carteras virtuales.
CNN reporta que para el 2020 habrá 50 mil millones de dispositivos móviles con acceso a la red, y que los pagos-m serán uno de los métodos bancarios más populares en gran parte de África, Asia y América Latina.
Lo preocupantes es que los países en donde el desarrollo de pagos-m se ha disparado tienen gobiernos corruptos, grupos transnacionales de crimen organizado y leyes débiles contra el fraude financiero y el lavado de dinero.
Los pagos-m a menudo no requieren identificación, evaden el sistema de vigilancia financiera y no pueden ser rastreados.
En el caso de Kenya, Safaricom lanzó M-Pesa, un servicio de pagos-m, en el 2007 y ahora cuenta con 15 millones de usuarios que transfieren más de mil millones de dólares al mes entre diferentes países del este de África.
Más de 60 mil vendedores de celulares están registrados como agentes de M-Pesa en Kenya, rebasando significativamente a las 840 sucursales bancarias del país.
Pero M-Pesa ha sido utilizado también para lavar dinero utilizando divisas falsas, sobornar a oficiales y facilitar secuestros y extorsión.
En respuesta a esto, Safaricom ha comenzado a pedir más información a sus clientes.
John Cassara, que hoy aconseja a gobiernos y compañías multinacionales en el tema de los pagos-m, dice que cuando termina una presentación “todo mundo está preocupado, todos asienten y saben que va a ser un problema, pero nadie hace algo al respecto”.