25
La reforma energética, que contempla un plan de crecimiento internacional, le ha abierto oportunidades a empresas españolas como Iberdrola, Enagás, Repsol y Gas Natural Fenosa
En España, la tasa de desempleo sigue rondando por encima del 25 por ciento. El país ibérico sale, poco a poco, del golpe económico que la crisis financiera le propició. En esta situación, México parece querer jugar un rol protagónico como aliado, metiendo energía a la industria española a través de jugosos contratos.
Eso es lo que parece sugerir el que la empresa de electricidad española Iberdrola se ha adjudicado un contrato para construir una central eléctrica, con una inversión estimada de 560 millones de dólares, en Chihuahua.
Por medio del contrato, por el cual Iberdrola compitió con otros grupos internacionales, la empresa española le venderá a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) toda la energía que produzca la planta, llamada Norte III, por los próximos 25 años.
Éste es el segundo contrato de este tipo que Iberdrola obtiene en el año, después de recibir uno similar por una planta de ciclo combinado en Baja California, con una inversión contemplada de 270 millones de dólares.
Estos dos contratos, los primeros que la empresa recibe en México desde el 2004, se añaden a las otras seis centrales de ciclo combinado de gas que Iberdrola opera en México, junto con tres parques eólicos.
Con esto, Iberdrola ha cementado su posición como el segundo mayor productor de electricidad de México, detrás de la CFE, y el mayor productor privado.
Iberdrola produce así el 14.5 por ciento de la electricidad del país, en varios casos con gas natural provisto por la misma CFE.
La empresa realiza además, a través de su filial mexicana Iberdrola Ingeniería y Construcción (Iberinco), proyectos de energía renovable y de redes de transporte y distribución de electricidad en México.
Iberdrola tiene razón en buscar expandirse en México, ya que el país representa, junto con Brasil, su principal área de crecimiento en Latinoamérica.
El diario español El País reporta que en los últimos dos años Iberdrola ha dedicado 23 por ciento de su presupuesto de inversión a Latinoamérica. Y con justa razón, siendo que México representa ya el 8 por ciento de las ganancias de la empresa.
En este contexto, la reforma energética impulsada por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que contempla un plan de crecimiento internacional, ha beneficiado a Iberdrola. La reforma le ha abierto oportunidades a ésta y a otras empresas energéticas españolas, como Enagás, Repsol o Gas Natural Fenosa.
Y esto no es novedad para los gobiernos de ninguno de los dos países: el tema fue abordado en el encuentro oficial entre Peña Nieto y el presidente español Mariano Rajoy realizado en noviembre del 2013.
Verde expansión
Las plantas generadoras de electricidad tradicionales (es decir las que usan combustibles fósiles) no son la única área en la que Iberdrola se está expandiendo en México. Recientemente, su filial mexicana Iberdrola Renovables anunció una expansión en La Ventosa, uno de sus tres parques eólicos en el país y una de sus mayores instalaciones de este tipo en Latinoamérica.
Con una ampliación de 11 generadores, anunciada en enero de este año, este parque eólico, localizado en Oaxaca y puesto en marcha en el 2009, ahora tendrá una capacidad de generación de 102 megavatios.
Junto con los parques generadores de La Venta III y de Bii Ne Stipa, ambos localizados también en Oaxaca, la capacidad generadora eólica de Iberdrola en México alcanza ya los 230 megavatios, es decir suficiente como para dar energía a alrededor de 230 mil hogares.
Esto coloca a la energía renovable como otra área protagónica y con espacio de expansión para Iberdrola en sus operaciones mexicanas.
La empresa española, cabe destacarse, es la mayor compañía de energía renovable del mundo, sobre todo en lo referente a la energía eólica, pero también con operaciones de energía solar e hidráulica, entre otras.
México también invierte
Pero no es solo a través de las inversiones de empresas españolas, como Iberdrola en México, que los lazos entre ambos países se han visto subrayados últimamente, ya que una empresa mexicana también realizó una inversión sustancial en España recientemente.
Se trata de Pemex, que recién aprobó contratos, con un valor total de más de 818 millones de dólares, para la construcción de dos barcos hoteles y de cinco buques en los astilleros españoles Hijos de J. Barreras y Navantia-Ferrol.
A esto hay que agregar que a finales del año pasado Pemex aprobó la adquisición, por más de 6.9 millones de dólares, del 51 por ciento del capital del astillero Hijos de J. Barreras.
En su comunicado al respecto, Pemex explicó que la decisión busca “la reactivación de la industria naval en España, lo que permitirá además desarrollar capacidades en el mediano plazo para la construcción de buques especializados en México”.
Con estos lazos cada vez más estrechos entre los gobiernos de Peña Nieto y Rajoy, algunos medios españoles especulan que quizá el interés de Pemex vaya más allá, y que la paraestatal mexicana en realidad busque congraciarse con el gobierno español para utilizar su influencia en sus propios fines.
Estos incluirían, se supone, apoyo en la realización de los cambios administrativos que Pemex ha buscado repetidamente, sin éxito, en la petrolera española Repsol, donde posee una participación accionaria de 9.2 por ciento.
