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Cada vez parecen más lejanos los días en que se hablaba del Mexican Moment y las grandes expectativas del país.
El mal desempeño económico y el no impulsar las reformas estructurales han profundizado el estancamiento que sufre México.
Dentro de este panorama sombrío llegaron las fuertes tormentas “Ingrid” y “Manuel”, que no solo provcaron millones de pesos en daños, sino que ahora amenazan con provocar una baja en la calificación crediticia del país.
La agencia de calificación de riesgo Moody’s afirma que el gasto necesario para enfrentar los desastres provocados por las lluvias es tan grande que México está en un aprieto económico, el cual, podría bajar su calificación.
Se espera que la reconstrucción de las ciudades devastadas por los huracanes que azotaron al país en sus dos costas requiera una inversión entre los 16 y 48 mil millones de pesos.
Esto genera un gran contraste con los 13 mil millones de pesos que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, afirma es todo el ahorro que tiene el país para hacer frente al desastre natural.
Las lluvias dejaron un saldo de 139 muertos, 58 mil personas evacuadas y otras 14 mil en albergues.
Se necesita de los recursos para reconstruir carreteras, puentes y hogares que fueron devastados y reactivar la economía en varias zonas.
Videgaray ha declarado la posibilidad de pedir a los legisladores modificar la iniciativa del presupuesto para el 2014 para aumentar la ayuda para la recuperación.
El riesgo de que Moody’s baje el factor crediticio amenaza principalmente a los 12 estados más afectados, cuyas calificaciones van desde Ba3 en Veracruz, hasta el Baa3 de Tamaulipas.
Asimismo, la agencia afirmó que a pesar de que los fondos federales disponibles pueden llegar a ser suficientes para las medidas a corto plazo necesaria.
Los estados pueden verse obligados a realizar una reestructuración a sus finanzas para cubrir los costos de reconstrucción a largo plazo.
Después de que se dio a conocer el reporte de Moody’s la semana pasada, el peso cayó un 0.7 por ciento, por lo que la compra del dólar se ubicó en 13.0989 pesos.
Por su parte, el rendimiento de los bonos de gobierno con vencimiento en el 2024 aumentó 7 puntos básicos, lo que representa 0.07 puntos porcentuales, llegando hasta el 6.05 por ciento.
Analistas económicos atribuyen estos cambios en el mercado al efecto que tuvo el reporte de la agencia calificadora.
Además, se debe tomar en cuenta la reacción que provocó la decisión que tomó el gobierno de aumentar la venta de deuda en el cuarto trimestre. Esta venta de bonos será la más grande de los últimos tres meses.
De mal en peor
El aumento de gasto no planeado que ocasionaron los huracanes es la cereza del pastel dentro de los problemas económicos del país.
Las expectativas de crecimiento económico han ido a la baja desde comienzos del año, lo que es considerado por muchos como una gran decepción.
En el mes pasado el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) informó que el Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó el 0.74 por ciento en comparación con el segundo trimestre del año.
En ese sentido, las actividades secundarias cayeron 1.10 por ciento y las terciarias 0.42 por ciento. Sólo las actividades primarias registraron un crecimiento del 1.22 por ciento.
Por si fuera poco, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha publicado que durante los primeros 6 meses del año se registró una reducción del 39.7 por ciento de la creación de empleos en el país.
Estas dificultades se enfrentan a un sobregasto extraordinario gubernamental, que ha llevado a pronosticar un déficit presupuestal para el siguiente año.
Diversos analistas han apuntado que las circunstancias que vivimos se deben a un mal aprovechamiento de los recursos.
Algunos le atribuyen la responsabilidad al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y las acciones de Luis Videgaray, que ejercieron un control excesivo del presupuesto y no otorgaron los recursos de manera oportuna para que se estimulara el crecimiento.
Efecto Pemex
El efecto que puedan tener las expectativas sobre el desempeño económico podrían voltear la balanza a cualquier dirección.
La iniciativa de reforma energética del ejecutivo federal que contempla reducir la carga fiscal de Pemex y otorgar derechos a inversionistas privados, ya ha comenzado a generar ganancias en el mercado de bonos mexicanos.
La propuesta de Peña Nieto para reformar el monopolio petrolero de Pemex previene recortes a la tasa efectiva de impuestos que superó el 99 por ciento el año pasado, el nivel más alto de cualquier productor de petróleo en el mundo.
Los cambios propuestos pretenden atraer a la inversión privada a los hidrocarburos nacionales, por lo que los mercados han reaccionado de manera positiva.
Los 2.3 mil millones de dólares en bonos de la paraestatal con vencimiento en el 2035 han dado un rendimiento de 9.9 por ciento durante septiembre, la mayor tasa en bonos comparado con los emitidos por 120 corporaciones mexicanas.
A pesar de que todavía no existe un concenso político para la reforma, las expectativas de cambio ya han hecho de las suyas.
Lo que se pueda esperar en un futuro dependerá en gran parte de la actuación de los políticos mexicanos.