La tasa de referencia LIBOR ha sido un problema para las autoridades financieras inglesas debido a la manipulación que sufrió.
En julio se dio a conocer que la institución financiera Barclay’s logró manipular el nivel de esta tasa con la finalidad de hacerle creer al mercado que se encontraba en mejor estado financiero del que en verdad estaba.
Esto, además de generar una multa millonaria para el banco mencionado, suscitó dudas acerca de lo que se debería hacer con la tasa de referencia.
El ministro de Hacienda del Reino Unido comisionó a Martin Wheatley, director general del Financial Service Authority, realizar un reporte de investigación para decidir las riendas a tomar con el caso.
El reporte publicado con el nombre: The Wheatley Review of LIBOR aboga por mayor regulación de la tasa, sin recurrir a la idea de eliminarla por completo en el corto plazo.
Una de las conclusiones presentadas es que esta tasa debería seguir siendo administrada por el organismo de bancos privados, en lugar de que pase a manos de alguna agencia gubernamental.
Indica el reporte que, a pesar de que hay muchas contrapartes involucradas ante una posible alteración artificial de la tasa, no existe la justificación necesaria para expropiar su administración.
Continúan explicando que con las directrices y la regulación necesarias será suficiente para que exista un buen funcionamiento de la tasa, borrando los incentivos y la capacidad de las empresas de lograr manipularla.
A seguir el código
Una de las recomendaciones que el reporte hace es que el organismo administrador de la tasa LIBOR genere un código de conducta para las instituciones pertinentes en el cálculo de la tasa.
Este código tendría que cubrir al menos las siguientes temáticas: mantener registros internos exactos de las transacciones en el mercado interbancario y demás mercados relevantes.
Además de otorgar al administrador de la tasa estos registros para que un comité pueda analizar el comportamiento de los bancos involucrados en la tasa.
Esto va en pos de la transparencia, ya que ante la factibilidad de no tener que registrar ciertas operaciones, las instituciones financieras tenían la habilidad de distorsionar la información para beneficiarse.
Sin embargo, no está claro cuál será el mecanismo de castigo en caso de que las empresas no
cumplan.
Esto podría ser un problema porque los bancos más grandes son los que administran la tasa, y no tienen regulación para autocastigarse de manera fuerte.
También se insiste en crear un mecanismo disciplinario para los intentos de manipular el LIBOR, además de un mecanismo que permita a las personas denunciar casos de fraude, que deberán ser notificados al FSA (Financial Service Authority).
La auditoría externa también deberá fomentarse tanto para escribir el código de conducta, como para monitorear los procesos internos al momento de establecer la tasa interbancaria.
Existe ya un proyecto que anunció el ICAEW (Institute of Chartered Accountants of England and Wales) para mejorar en este aspecto. El proyecto incluye asegurar que la presentación de las tasas de interés se haga correctamente.
Tener un organismo que no sea afectado directamente por la tasa LIBOR corregiría el problema de incentivos perversos de manipular la tasa para beneficio propio.
Es por esto que se recomienda que dicho instituto trabaje en conjunto con la administración de la tasa interbancaria para asegurar que los procedimientos se hagan correctamente.
Cuidar la falta de información de mercado
Debido a que las tasas se calculan con información de mercado, se aboga también por eliminar aquellas que no son utilizadas recurrentemente.
Recomiendan eliminar la publicación del LIBOR para los dólares australianos, dólares canadienses, corona danés, dólar neozelandés y la corona sueca. Para las monedas que sí seguirán los cálculos, deberán eliminarse la publicación de la tasa interbancaria con madurez de cuatro, cinco, siete, ocho, diez y once meses.
En caso de que se lleven a cabo estos cortes, se dice que las tasas publicadas diarias pasarán de ser 150 a ser tan solo 20.
Claro que esto deberá hacerse en una transición gradual que dure 12 meses para que no haya impactos negativos en el mercado.
En conclusión, aseguran que en el corto plazo deberá seguir operando esta tasa para señalizar al mercado la situación financiera de las empresas.
Sin embargo, no descartan que a largo plazo esta tasa deberá ser remplazada con algún otro mecanismo.
Claro que la dificultad de remplazo es evidente.