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El primer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto estuvo marcado por la aprobación de reformas estructurales. Las grandes modificaciones reforzaron la confianza y optimismo que la comunidad internacional depositó en el llamado Mexican Moment.
A pesar de que muchos mexicanos siguen mostrando dudas acerca del beneficio de las reformas, los mercados están seguros que el país va por el buen camino y es señalado como la gran promesa entre las economías emergentes.
Rolando Hinojosahttps://www.youtube.com/watch?v=fTpxw0UtY9c
El primer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto estuvo marcado por la aprobación de reformas estructurales. Las grandes modificaciones reforzaron la confianza y optimismo que la comunidad internacional depositó en el llamado Mexican Moment.
A pesar de que muchos mexicanos siguen mostrando dudas acerca del beneficio de las reformas, los mercados están seguros que el país va por el buen camino y es señalado como la gran promesa entre las economías emergentes.
Dentro de este ambiente es que se comienza a debatir en el Congreso las leyes secundarias de las reformas, es decir, la letra chiquita que determinará la forma y el tamaño del impacto económico.
Sin embargo, la atención internacional se ha centrado en otro tema más escabroso y no tan fácil de atacar: la corrupción.
Mediante una nota publicada el día de ayer, The Financial Times analiza las reformas estructurales conseguidas hasta el momento por el gobierno de Peña Nieto y se muestra reservado antes de hacer un dictamen positivo.
El problema, explica el artículo, es que en México se vive un gran problema de corrupción que puede llegar a reducir de manera relevante los beneficios de las reformas.
El caso reciente de Oceanografía es señalado por la publicación como uno ejemplo de las repercusiones que puede tener la corrupción.
Esa empresa se encuentra bajo investigación por la Procuraduría General de la República por un presunto fraude por 500 millones de dólares. Entre los agentes involucrados y afectados se encuentra la paraestatal Pemex y el banco Banamex de Citigroup.
Por más apertura que exista en el sector energético, de poco va a servir si la corrupción determina los contratos y el destino de las inversiones. Como se ha demostrado, las empresas extranjeras no están exentas de estos escándalos.
A diferencia del resto de las reformas, el combate a la corrupción va más allá de la aprobación de una ley. Los cambios en materia de transparencia son un gran avance, pero no es suficiente.
Duncan Wood, director del centro de investigación Woodrow Wilson Center, en entrevista para The Financial Times afirma que las fallas en el Estado de Derecho mexicano son sociales. Es necesario cambiar la cultura del país para reducir de manera relevante el problema de corrupción.
En este sentido, la reforma más importante que debe impulsar el gobierno federal es la judicial. La apertura a los juicios orales y transparencia en los procedimientos es la mejor manera de atacar la corrupción desde Los Pinos.
México corrupto
Las mordidas y el tráfico de influencia son un lastre para la economía. De acuerdo con los resultados del Barómetro Global de la Corrupción 2013 de Transparencia Internacional, la corrupción en México ha ido en aumento en los últimos años.
Alrededor de 71 por ciento de los mexicanos percibe un incremento en la corrupción. Un 33 por ciento admite haber dado una mordida en fecha reciente; en comparación la misma encuesta realizada en el 2006 mostraba que el 28 por ciento aceptaba haber realizado un pago indebido.
Entre los que aceptan dar sobornos, la mitad afirma que lo hacen para acelerar algún proceso gubernamental, y el 34 por ciento lo ve como su única opción para obtener un servicio en especial.
La segunda institución más sobornada del gobierno es el aparato judicial, encargado de impartir justicia. Bajo esta luz es que la reforma penal cobra más relevancia porque permite una mayor transparencia en los procesos.
La encuesta de Libertad Económica, similar a la de Transparencia Internacional, elaborada por la Fundación Heritage de Estados Unidos ubica a México en el lugar número 55 de 178 países sobre temas de corrupción y transparencia. Esto significa el retroceso de 6 lugares en relación con los datos publicados el año pasado.
Seguridad e infraestructura
Por otro lado, la corrupción no es lo único que frena el crecimiento económico de México. La revista Foreign Affairs reporta que el mayor reto en este sentido es la seguridad, tanto física como jurídica, que le permita a los ciudadanos e inversionistas tener la confianza que permita un entorno económico más dinámico.
Las altas tasas de criminalidad -en lo referente a homicidios, extorsión, secuestros, y delincuencia a pequeña escala- no han podido ser reducidas a pesar de los esfuerzos gubernamentales. La situación se ve empeorada por la prevalencia de la corrupción y de la impunidad, además de la ineficacia del sistema judicial – sólo el dos por ciento de los crímenes reciben condenas.
Para combatir esto, la recomendación de Foreign Affairs es la implementación efectiva de la reforma judicial aprobada en 2008, que busca volver más transparente y responsable el sistema de impartición de justicia. Aunque se advierte que no sería una panacea, sería un importante paso en la dirección correcta.
Otro de los grandes problemas del país es la carencia de infraestructura de calidad. Esto se pone en evidencia al considerar las redes de transporte del país. Según datos del Banco Mundial, menos del 40 por ciento de los caminos de México están pavimentados, y la red de ferrocarriles fue construida hace más de un siglo.
Al mismo tiempo, no se han hecho las inversiones necesarias en puertos, aeropuertos y carreteras para mantener el paso con el crecimiento económico y con la integración comercial con Norteamérica.
Tampoco se ha dado esta inversión en las redes de energía del país, con faltas de gaseoductos y oleoductos que vuelvan competitivo a México dentro de Norteamérica.