En el último round en la pelea académica entre respetados economistas estadounidenses, Paul Krugman, columnista en The New York Times y catedrático en la Universidad de Princeton, propició un doloroso golpe a Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, autores de una controversial investigación.
La investigación en cuestión aseguraba que los países registran un menor crecimiento económico si su deuda supera el 90 por ciento del PIB.
Sin embargo, la teoría cayó en controversia cuando Thomas Herndon, un estudiante de posgrado de la Universidad de Massachusetts, comprobó que los autores habían cometido algunos omisiones y errores de cálculo.
Los autores tuvieron que aceptar públicamente su error, pero sostuvieron las conclusiones en general. El estudio perdió credibilidad ante los ojos de economistas y políticos que antes lo habían citado como evidencia a favor de la austeridad.
Inicia la batalla
Desde entonces, Paul Krugman, uno de los economistas más influyentes en Estados Unidos, ha criticado sin cesar a Reinhart y Rogoff.
En un artículo publicado en The New York Review of Books, Krugman, ganador de un Premio Nobel en economía, asegura que las publicaciones como estas se han vuelto “objeto de mucho ridículo”.
En respuesta, a través de una carta de cinco páginas publicada en su sitio personal de Internet, Carmen Reinhart asegura que el comportamiento del economista se ha vuelto “espectacularmente poco civilizado”.
“Nos han atacado en términos muy personales” agrega Reinhart, quien es catedrática en la Universidad de Harvard.
A propósito de la influencia que la investigación tuvo en algunos países al momento de elegir políticas de austeridad, la economista argumenta que “cualquiera con experiencia en estos asuntos sabe que los políticos pueden citar a cualquier documento académico si les conviene a sus propósitos”.
Entre la inmensa mayoría de los economistas es aceptable la noción de que mayor deuda causa menor crecimiento.
Pero Krugman argumenta que establecer el 90 por ciento es arbitrario, pues en casi cualquier nivel se podría argumentar que superarlo implicaría menor crecimiento.
El economista de Princeton señala que hacer la distinción en un 90 por ciento significa que en ese punto las políticas se tomarían solamente con el fin de evitar superar la barrera psicológica.
Por ejemplo, un programa de austeridad sería impuesto aun y cuando no tenga sentido con base a otros argumentos o en plena crisis.
Krugman critica que aun sabiendo eso, los economistas “empujaron” a los políticos a tomar decisiones basadas en evidencia que no era respetada.
En la última respuesta a la carta de Reinhart a través de su blog, Krugman continúa con los golpes, diciendo que el hecho de que no rectificaron, o cambiaron el debate, cuando se estaba citando a su investigación fue un “pecado”.
La última palabra la tuvo Krugman, pero el ciberespacio ya está especulando sobre la dirección que tomará la respuesta de Rogoff y Reinhart y quién ganará la disputa.
“Esto podría continuar para siempre”, concluye Krugman en su blog en The New York Times.