Los pasos de la licitación
El paquete de reformas impulsado por el Gobierno Federal causó revuelo entre inversionistas y la opinión pública.
Entre los nuevos proyectos legislativos, la esperanza de contar con un mercado de telecomunicaciones competitivo promete cambiar no sólo la economía del país, si no hasta su política.
Esto se debe a que la televisión abierta es la principal fuente de información para los mexicanos y ha sido manipulada en los últimos sexenios con una agenda política por detrás.
Alejandro Dabdoub
El paquete de reformas impulsado por el Gobierno Federal causó revuelo entre inversionistas y la opinión pública.
Entre los nuevos proyectos legislativos, la esperanza de contar con un mercado de telecomunicaciones competitivo promete cambiar no sólo la economía del país, si no hasta su política.
Esto se debe a que la televisión abierta es la principal fuente de información para los mexicanos y ha sido manipulada en los últimos sexenios con una agenda política por detrás.
Pero al margen de este interés social, los inversionistas parecen no estar entusiasmados con el prospecto de ingresar a la televisión abierta.
Lo anterior porque los empresarios no ven un buen negocio en la televisión abierta de México.
En primer lugar, este mercado carece de un margen para crecer, ya que alrededor del 94 por ciento de los hogares mexicanos tienen acceso a la TV abierta.
Esto significa que el poder manejado por el duopolio de TV Azteca y Televisa será muy difícil de vencer.
Las mejores estimaciones afirman que pasarán más de 6 años para que las dos nuevas cadenas de televisión consigan arrebatar, en el mejor de los casos, el 16 por ciento de la participación del mercado. Que las personas puedan tener acceso a un canal de televisión no significa que lo preferirán por encima de los otros canales que han visto toda su vida.
A esto se le debe añadir que la ley impuso un límite del 50 por ciento a la participación de capital extranjero en alguna de las nuevas cadenas. Este impedimento sin duda desmotivó a más de un inversionista y redujo las posibilidades de competencia.
Una gran inversión
Debido a que la licitación de las nuevas cadenas son para la televisión abierta nacional, los interesados deben demostrar una gran capacidad de liquidez.
Solamente la concesión realizada por el Instituto Federal de Telecomunicaciones exige un desembolso de 830 millones de pesos. A esto se le debe agregar una garantía de 415 millones de pesos que solicita la autoridad.
De acuerdo con una publicación de CNN Expansión, los empresarios deberán también invertir alrededor de 6 mil 400 millones de pesos para la construcción de 123 antenas.
Por ultimo falta la parte más importante, que es la creación de contenido. Aunque uno de los participantes, Cadena Tres, maneja productos para la televisión, las dos nuevas cadenas tendrán que armar toda su programación desde cero.
No todos los participantes por la licitación son empresas públicas, así que se desconoce su capacidad económica.
Sin embargo, las estimaciones con la información disponible indican que los tres grupos empresariales deberán contar con el apoyo de otros inversionistas.