Lula: ¿Un peligro para Brasil?
En medio de su peor recesión desde la Gran Depresión de hace casi un siglo, Brasil se enfrenta a una tormenta perfecta producto del legado de políticas económicas obsoletas y una profunda crisis política que ha tocado incluso al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Las autoridades judiciales brasileñas han destapado una red de complicidades políticas y corrupción alrededor de Petrobras, la firma energética paraestatal, que tiene al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff al borde del colapso.
Rodrigo Carbajal
En medio de su peor recesión desde la Gran Depresión de hace casi un siglo, Brasil se enfrenta a una tormenta perfecta producto del legado de políticas económicas obsoletas y una profunda crisis política que ha tocado incluso al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Las autoridades judiciales brasileñas han destapado una red de complicidades políticas y corrupción alrededor de Petrobras, la firma energética paraestatal, que tiene al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff al borde del colapso.
Cuando Lula da Silva fue arrestado la semana pasada, el mercado reaccionó positivamente; la luz al final del túnel podía empezar a percibirse.
El arresto se interpretó como el primer paso hacia el esperado juicio político a Rousseff, lo cual eventualmente se concretaría en un cambio de gobierno.
En ese sentido, se podría liberar la presión de la polarización política y el nuevo gobierno podría enfocarse en dirigir la recuperación económica.
Durante el último mes, el índice accionario Ibovespa de la Bolsa de Valores, Mercancías y Futuros de São Paulo presentó el mejor rendimiento entre los índices bursátiles a nivel global.
Sin embargo, la incorporación de Lula da Silva al gobierno de Rousseff como jefe de gabinete, puesto que le otorga inmunidad judicial a través del fuero, ha revertido el sentimiento del mercado.
El real se ha depreciado frente al dólar en las últimas tres jornadas y el Ibovespa tuvo el tercer peor rendimiento accionario a nivel global durante la semana pasada.
Win Thin, jefe de estrategia de mercados emergentes para la firma Brown Brothers Harriman & Co., dijo al portal Bloomberg que no podía percibirse nada positivo de la incorporación de Lula al gobierno: “Vendan Brasil. Punto.”
Influencia que desestabiliza
La llegada de Lula al puesto de mayor influencia en el gabinete es entendido como un cambio de política, o más bien como una gravitación hacia “más de lo mismo” que ha ofrecido la política económica de los gobiernos del Partido de los Trabajadores.
Lula ha asumido una postura pública de que el gobierno debería de alejarse de la austeridad para promover políticas expansionistas que incluyen el uso de las reservas internacionales para pagar deuda, un incremento del gasto público, una rebaja de los tipos de interés y un impulso al crédito al consumo.
El problema yace en que, en medio de un deterioro económico en el que se pronostica una contracción del producto interno bruto de 3.4 por ciento para este año, el déficit fiscal supera el 9 por ciento y la inflación llega a 11 por ciento.
Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados y comúnmente referido en la prensa como el némesis de Dilma Rousseff, declaró que “es altamente improbable que Lula como ministro pueda mejorar el diálogo entre el gobierno y los diputados”.
La vorágine política también ha producido otro daño colateral que podría exacerbar el sentimiento negativo que prevalece en el mercado respecto a Brasil.
De acuerdo a medios locales el presidente del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, el funcionario de política económica de más alto perfil, pedirá su renuncia. La decisión de Tombini se atribuye directamente a la incorporación de Lula al gabinete.