Lunes negro en la bolsa
Después de su asueto, los problemas siguen llegando para la Bolsa Mexicana de Valores.
La BMV podrá no haber operado el viernes, pero las bolsas estadounidenses sí lo hicieron y registraron en general caídas en sus principales índices, y en particular declives en el precio de las acciones de empresas mexicanas que cotizan en Estados Unidos.
Rolando HinojosaDespués de su asueto, los problemas siguen llegando para la Bolsa Mexicana de Valores.
La BMV podrá no haber operado el viernes, pero las bolsas estadounidenses sí lo hicieron y registraron en general caídas en sus principales índices, y en particular declives en el precio de las acciones de empresas mexicanas que cotizan en Estados Unidos.
Se prevé que estas dos situaciones contribuyan a la tendencia negativa que el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), el cual sigue el desempeño de las 35 empresas más representativas de la BMV, viene siguiendo desde septiembre de este año.
A pesar de que tocó su punto más alto en la historia el 8 de septiembre, el IPC ha registrado una caída de casi 11 por ciento desde entonces, reflejando mayor cautela y aversión por parte de los inversionistas hacia México.
Más allá de los problemas de violencia e inseguridad a los que se enfrenta el país, economistas y administradores de activos señalan que es la percepción de corrupción, ligada a los escándalos que recientemente han recibido gran atención mediática, la que ha ahuyentado a los inversionistas.
Pero ahora a esto se agrega la volatilidad y preocupaciones en otras latitudes, que no vaticinan felices fiestas de fin de año en los mercados.
Preocupaciones volatiles
Las preocupaciones que han motivado el declive y volatilidad en los mercados estadounidenses son numerosas y diversas, y tienen de fondo el miedo de que las recientes situaciones sólo sean señas de un mayor problema económico que se avecina.
La revista The Economist reportó recientemente una lista de las principales preocupaciones para los operadores de los mercados accionarios.
Entre éstas se encuentran la fuerte caída en los precios del petróleo (y su efecto sobre las empresas y países productores de este recurso), la posibilidad de que la Reserva Federal alze sus tasas de interés de referencia el próximo año, la desaceleración económica de los mercados emergentes (y la depreciación de sus monedas contra el dólar), y los riesgos que permanecen en la deuda soberana de países como Grecia.
Estas preocupaciones ofrecen una explicación de por qué el VIX, un índice diseñado por la Bolsa de Opciones de Chicago para medir la volatilidad implícita del mercado accionario estadounidense, vio un salto de 73 por ciento la semana pasada, su mayor incremento en más de cuatro años.