Llegué a España hace 4 años con fines de superación personal y profesional y extraño mucho a mi país.
Acá te das cuenta que la vida es más organizada. Más funcional. La comida es más sana (aunque menos rica) y los hábitos alimenticios son mejores. Las calles son más simétricas, limpias y se ve que las arreglan con buen material, sin parches.
La educación es mejor, son menos consumistas, etc. Y sin embargo, entre más vivo aquí, más quiero a mi México… ¿por qué?, creo que al final eres parte de ese pedazo de tierra, de esas costumbres raras y de ese gusto por el picante que nadie podrá entender nunca.
En varias ocasiones, al subir a taxis o encontrar gente en la calle que me escucha decir “guey”, me dicen “¡hey, mexicano!”, y resulta que alguien aquí ha vivido en México, o tiene un familiar, un conocido o ha tenido un amor mexicano.
Somos queridos y disfrutan hablar de nuestro país. Les gusta cómo decimos majaderías y creen que Cancún tiene la playa más hermosa del mundo… pero después SIEMPRE viene el “lástima que haya tanta inseguridad ahora en México”.
Luego me comparten alguna mala información como: “se matan a diario”, “tienen mucho desempleo”, “el ejército está ahí disparando en plena ciudad”, “todos son corruptos”. A lo que digo no, no, no, no.
Hay muchas muertes diariamente, sí, la mayoría entre gente ligada al narcotráfico; el ejército no está disparando ni sitiando a las ciudades; México tiene una tasa de desempleo en torno al 5 por ciento; y no, no todos son corruptos.
Ya que México es hoy la segunda potencia latinoamericana, seguida de Brasil, les digo una y otra vez que México es un gran país. Pero también sé que tienen razón en catalogarnos así.
Las muertes desafortunadas de civiles aumentan. Hace poco el hermano de un gran amigo murió por culpa de esa violencia, sin tener relación alguna con actos delictivos. Al parecer lo confundieron.
Entonces me pregunto si recomendaría a amigos y conocidos aquí en España pasar sus vacaciones en México en lugares como el DF, Veracruz, Acapulco, Oaxaca, Monterrey, etc. Creo que no.
Me pregunto qué pasaría si dejáramos atrás la corrupción y la violencia y nos dedicáramos a mejorar realmente a nosotros mismos y a nuestro País. Daríamos miedo.