Cada vez se vuelve más normal observar familias de adultos que viven de manera multigeneracional, con padres cohabitando y apoyando económicamente a hijos adultos que ya no se encuentran estudiando.
Y se prevé que esta tendencia continuará, ya que las encuestas revelan que está creciendo la proporción de jóvenes que no alcanzan a ser económicamente independientes de sus padres antes de los 25 a 30 años de edad.
La revista Time reporta que entre 2011 y este año la proporción de adolescentes que prevé ser económicamente dependiente de sus padres hasta tener entre 25 y 30 años se duplicó, pasando de 12 a 25 por ciento de los encuestados.
Correspondientemente, la proporción de adolescentes que prevé ser económicamente independiente al tener entre 18 y 24 años de edad ha caído, pasando de 75 a 59 por ciento.
En consecuencia con este cambio, la revista Forbes reporta que el 59 por ciento de los padres continúa apoyando económicamente a sus hijos adultos aun cuando éstos ya no se encuentran estudiando.
Las causas de este fenómenos parecen ser tanto económicas como sociales.
Aunque un entorno económico negativo dificulta para muchos jóvenes la transición a la independencia económica, Time reporta que parte se debe a que el estigma que solía ser asociado con ser un adulto que vive con sus padres ha ido disminuyendo en los últimos años.