Apuestas al sur

En la última década, México se distinguió de Argentina y de Brasil por mantener una línea de política económica que apostó al fortalecimiento de los fundamentos macroeconómicos: se priorizó el control de la inflación, se aprobaron reformas estructurales, se privilegió un modelo de crecimiento basado en las exportaciones manufactureras y se mantuvo un déficit fiscal controlable.

 

La debacle fiscal y económica de estos países derivó en una crisis política que hizo posible un cambio de régimen y de lineamientos de política económica
La apuesta por Argentina y Brasil parte de la premisa de que estas economías han tocado fondo 

En la última década, México se distinguió de Argentina y de Brasil por mantener una línea de política económica que apostó al fortalecimiento de los fundamentos macroeconómicos: se priorizó el control de la inflación, se aprobaron reformas estructurales, se privilegió un modelo de crecimiento basado en las exportaciones manufactureras y se mantuvo un déficit fiscal controlable.

 

En cambio, los gobiernos de las dos mayores economías de América del Sur hicieron del gasto público su principal vehículo de crecimiento, aprovechando los altos precios de las materias primas.

 

Mientras que el crecimiento económico en México se mantuvo en el rango histórico de 2.3 por ciento anual de las últimas tres décadas, Argentina y Brasil crecían a tasas superiores al 5 por ciento anual.

 

Sin embargo, su modelo no era sostenible. El crecimiento de la deuda, la inflación de dos dígitos y el estancamiento se convirtieron en la nueva realidad económica cuando las finanzas públicas se deterioraron a partir de la desaceleración en China y el desplome del precio de las materias primas, los principales productos de exportación de Argentina y Brasil.

 

De pronto, México se había convertido en la gran promesa de América Latina. La apertura del sector energético, la liquidez de los activos denominados en pesos y el compromiso de una política económica ortodoxa con los planteamientos del libre comercio eran citados por inversionistas globales y medios especializados como los pilares del llamado Mexican Moment.

 

 No obstante, analistas de JP Morgan argumentan que los papeles se han vuelto a invertir. Martin Marron, director general del banco para Canadá y América Latina dijo al portal Bloomberg que Argentina y Brasil representan las mejores oportunidades de inversión en toda Latinoamérica.

 

Cambio de gobierno

 

La debacle fiscal y económica de estos países derivó en una crisis política que hizo posible un cambio de régimen y de lineamientos de política económica. En Argentina, la victoria electoral del empresario de centro derecha, Mauricio Macri, puso fin a una década de gobiernos kirchnersitas.

 

En Brasil, la deposición permanente de la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, abrió la puerta a un nuevo gobierno, dirigido por Michel Temer, que promete consolidar las finanzas públicas y promover políticas más amigables al mercado.

 

De acuerdo a Marron, estas promesas son la base del renovado interés de los inversionistas por Argentina y Brasil. En lo que va del año, Argentina ha realizado emisiones de deuda por 30 mil millones de dólares. Además, JP Morgan espera que se realicen al menos diez ofertas públicas de acciones en el mercado de valores argentino para el cierre de 2016.

 

Asimismo, el banco proyecta que Brasil se convertirá en el mayor emisor de deuda de este año, tendencia que estará acompañada por un repunte en los mercados de bonos y de acciones en el último trimestre de 2016.

 

La apuesta por Argentina y Brasil parte de la premisa de que estas economías han tocado fondo. Las perspectivas de crecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostican una contracción económica de 3.3 por ciento del producto interno bruto (PIB) en Brasil y de 1.5 por ciento en Argentina. La cifra contrasta con el crecimiento esperado para México de 2.5 por ciento.

 

Pero, pese a los embates de la recesión, los ajustes ya se han vuelto evidentes en Argentina. El gobierno de Macri resolvió una disputa con fondos de inversión internacionales que inició en el 2001 cuando el gobierno argentino declaró la suspensión de pagos a bonos equivalentes a más de 100 mil millones de dólares.

 

Además, las políticas de la administración de Macri incluyen la liberación gradual del tipo de cambio, el recorte a los subsidios, así como la eliminación de los impuestos a las exportaciones.

 

En Brasil, el nombramiento del nuevo gabinete económico da señas del corte que seguirán las políticas del gobierno de Temer. Henrique Meirelles, quién trabajó la mayor parte de su vida en la banca privada y fue el presidente del Banco Central de Brasil (BCB) entre el 2003 y el 2011, fue designado como ministro de finanzas.

 

En la misma línea, la presidencia del BCB fue encargada al economista Ilan Goldfajn, un exfuncionario del FMI y el execonomista en jefe de Itaú Unibanco, la institución financiera privada más importante de Brasil.

 

México a la defensiva

 

Conforme la atención de los inversionistas globales se desplaza hacia el sur, el optimismo del Mexican Moment se desvanece. México ha encontrado obstáculos para la implementación integral de las reformas estructurales. La última rebaja de la perspectiva de calificación que realizó S&P a la deuda soberana mexicana hace alusión a los limitados efectos de éstas para estimular el crecimiento.

 

Por otra parte, la política económica de México se encuentra a la defensiva. Los recortes al gasto público y las alzas de los tipos de interés por parte del banco central han sido las cartas de presentación de un gabinete económico que busca defender los fundamentos macroeconómicos 

frente a un entorno adverso.

 

En las últimas dos semanas, los activos mexicanos han respondido negativamente a los repuntes de volatilidad en los mercados financieros, derivados en gran medida por el proceso de normalización monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos.

 

En el último mes, el peso se ha depreciado 7.17 frente al dólar. Asimismo, entre el 8 de septiembre y el 17 de septiembre, el rendimiento del bono mexicano a diez años se elevó 5.2 por ciento. En renta fija, el rendimiento tiene un comportamiento inversamente proporcional al precio.

 

Martin Marron, director general de JP Morgan para Canadá y América Latina, dijo que Argentina y 

Brasil representan las mejores oportunidades de inversión en toda Latinoamérica

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