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México llega, Arabia se va

Mientras que México apenas da sus primeros pasos en el mercado petrolero dentro del marco de la nueva reforma energética, Arabia Saudita, el mayor productor de petróleo en el mundo, ya prepara su estrategia de salida de este mercado.

El príncipe Mohammad bin Salman, número dos del régimen saudita, dijo en una entrevista con el portal Bloomberg que el país espera reducir gradualmente su dependencia de los ingresos petroleros.

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se redujeron las reservas probadas de hidrocarburos de México en el 2015 en relación al año anterior
"Al realizar la oferta pública inicial de (Saudi) Aramco y transferir estos recursos al fondo de inversión pública, técnicamente las inversiones realizadas se convertirán en la fuente del gobierno saudita, no el petróleo.”
Mohammad bin SalmanPríncipe adjunto de Arabia Saudita

Mientras que México apenas da sus primeros pasos en el mercado petrolero dentro del marco de la nueva reforma energética, Arabia Saudita, el mayor productor de petróleo en el mundo, ya prepara su estrategia de salida de este mercado.

El príncipe Mohammad bin Salman, número dos del régimen saudita, dijo en una entrevista con el portal Bloomberg que el país espera reducir gradualmente su dependencia de los ingresos petroleros.

Para ello, se está diseñando la creación del fondo soberano más grande del mundo para capitalizar los activos petroleros de Arabia Saudita e invertirlos en nuevos negocios alrededor del mundo.

Mohammad bin Salman refirió que el fondo llegará a tener 2 billones de dólares en activos bajo su control, lo suficiente para comprar Apple, Google, Microsoft y Berkshire Hathaway, las cuatro empresas listadas más grandes de Estados Unidos.

Arabia Saudita se ha planteado el objetivo de hacer de sus ingresos petroleros una fuente minoritaria de financiamiento en los próximos veinte años.

El primer paso para capitalizar el proyecto del régimen saudita es el de abrir a Saudi Aramco, la empresa petrolera estatal, al capital privado. La firma espera realizar su oferta pública inicial entre el 2017 y el 2018.

El príncipe Mohammad bin Salman dijo que menos del 5 por ciento de las acciones de Saudi Aramco serán ofertadas en el mercado de valores: ”Al realizar la oferta pública inicial de (Saudi) Aramco y transferir estos recursos al fondo de inversión pública, técnicamente las inversiones realizadas se convertirán en la fuente del gobierno saudita, no el petróleo.”

Actualmente, el vehículo de inversión que administra la riqueza petrolera de Arabia Saudita, destina menos del 5 por ciento de su portafolio a inversiones en el extranjero. Mohammad bin Salman espera que para el 2020, las inversiones en el exterior se conviertan en el 50 por ciento del portafolio.

Los planes del príncipe Mohammad bin Salman representan un cambio de enfoque de 180 grados para abordar el manejo de la economía de Arabia Saudita.

En relación a junio del 2014, el precio del petróleo ha caído más de 60 por ciento; poniendo en evidencia la fragilidad de países cuyas economías y cuyas finanzas públicas se encuentran altamente petrolizadas.

Fecha de caducidad

Los días de la industria petrolera como la conocemos podrían estar contados. El consenso de analistas refiere que el escenario de bajos precios llegó para quedarse.

Esto se debe a que el mercado energético dejó de responder a los cambios en la producción de las grandes potencias energéticas. Ahora, los productores independientes de gas shale estadounidenses marcan la pauta de este mercado debido a que su capacidad de reacción a los cambios de precios permite incrementar la oferta mundial e imponer un techo al valor del crudo.

En el nuevo esquema del mercado petrolero, las grandes firmas energéticas, particularmente las compañías estatales, pierden ventaja competitiva. En un entorno de precios encima de los cien dólares tenía sentido contar con una empresa de gran tamaño para aprovechar sus economías de escala y desarrollar proyectos de alto costo.

En ese sentido, la explotación de campos de aguas profundas como los que se licitarán en la cuarta fase de la Ronda Uno, podría quedar obsoleta.  Dichos proyectos, que prometían ser el pilar de una reforma energética que contribuiría a generar tasas de crecimiento económico de 5 por ciento anual, son prácticamente inviables en el escenario actual: el barril de la mezcla mexicana de exportación cotiza apenas encima de los 30 dólares.

Por otra parte, el futuro del sector petrolero se ha puesto en duda debido al ascenso de las tecnologías de energía sustentable y a los crecientes llamados a reducir la huella de carbono derivada de las emisiones fósiles.

El éxito de los automóviles eléctricos Tesla, cuyo Modelo 3 recibió 180 mil órdenes en su primer día de venta al público; así como el retiro de la familia Rockefeller, los fundadores de Standard Oil, de las inversiones petroleras, son las muestras más recientes de la trayectoria latente que podría seguir el mercado energético.

La carga de Pemex

La crisis del sector petrolero se ha vuelto evidente alrededor del mundo: Desde la firma estatal brasileña Petrobras hasta la compañía privada inglesa BP están sufriendo los estragos del cambio estructural del mercado energético.

Pemex es uno de los casos más críticos: en el 2015 registró pérdidas de XXXX y su deuda neta asciende a los XXX.  La firma se prepara para implementar un recorte de 100 mil millones de pesos para solventar un fuerte problema de liquidez que amenaza la supervivencia misma de la empresa. 

La semana pasada, la agencia Moody’s degradó dos escalones la calificación crediticia de Pemex a Baa3 y advirtió que podrían realizarse rebajas subsecuentes. Por si fuera poco, la agencia considera que la firma paraestatal se ha convertido en una carga para el riesgo país de México. Moody’s argumenta que es muy probable que el gobierno federal actúe como rescatista de última instancia y comprometa su posición fiscal.

Esta coyuntura se conjuga con una dramática caída de la producción petrolera de México en la última década. El jueves pasado, la Comisión Nacional de Hidrocarburos anunció que las reservas probadas de petróleo se redujeron 21 por ciento en el 2015 respecto al año anterior, a un nivel suficiente para cubrir apenas 8 años y medio de producción adicional.

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