México prepara golpe al refresco

En la guerra contra la obesidad, el gobierno mexicano concentra sus armas en contra de los refrescos azucarados.

El año pasado, la administración de Enrique Peña Nieto consiguió aprobar en el Congreso un nuevo impuesto a los refrescos y comida chatarra.

La medida fue presentada como una manera de desincentivar el consumo de estos alimentos para reducir la obesidad y recaudar fondos para programas de salud.

A pesar de las protestas de empresarios y analistas, la reforma fue aprobada y el costo adicional de los productos fue trasladado al consumidor.

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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toneladas de comida chatarra fue la reducción que se registró en el primer trimestre debido a la alza de impuestos
Tras una larga pelea legal, la Suprema Corte del Estado de Nueva York decidió que el gobierno no tiene el poder para prohibir la venta de refrescos en envases mayores de 16 onzas (0.47 litros)
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En la guerra contra la obesidad, el gobierno mexicano concentra sus armas en contra de los refrescos azucarados.

El año pasado, la administración de Enrique Peña Nieto consiguió aprobar en el Congreso un nuevo impuesto a los refrescos y comida chatarra.

La medida fue presentada como una manera de desincentivar el consumo de estos alimentos para reducir la obesidad y recaudar fondos para programas de salud.

A pesar de las protestas de empresarios y analistas, la reforma fue aprobada y el costo adicional de los productos fue trasladado al consumidor.

Sin embargo, las autoridades mexicanas pretenden incrementar con nuevas medidas sus ataques en contra de los refrescos.

Existen propuestas de incrementar a dos pesos el impuesto por cada litro de refresco. Esto significaría duplicar la actual carga fiscal que los consumidores deben pagar.

Al mismo tiempo, se pretende prohibir la venta de refrescos no solo en primarias y secundarias del país, si no también en las universidades.

Más allá del bienestar social, algunos indican que estos impuestos se están utilizando para cubrir el gasto corriente del gobierno.

A diferencia de México, este tipo de restricciones a la libertad fueron rechazadas por la justicia estadounidense al considerarlas excesivas.

Después de una larga pelea legal, la Suprema Corte del Estado de Nueva York decidió que el gobierno no tiene el poder para prohibir la venta de refrescos en envases mayores de 16 onzas (0.47 litros).

La resolución de la Corte afirma que la libertad de los individuos está por encima de la medida, y que atacar solo a cierto tipo de productos con alto contenido de azúcar es discriminatorio.

Ganancias están a dieta

La preocupación de las empresas refresqueras previa a la aprobación de la reforma fiscal, se ha visto justificada en los decepcionantes resultados que esta industria registró durante el primer trimestre de este año, ya que su desempeño fue el peor que se ha visto desde el 2008.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reporta que entre enero y marzo de este año se vio una caída de 5 por ciento en el volumen del consumo de refrescos, en comparación con el mismo periodo del 2013. 

En lo referente a ingresos, esto resultó en una disminución interanual de 1.5 por ciento.

Para PepsiCo y Coca-Cola, dos de las mayores empresas refresqueras del mundo, la reforma fiscal ha sido vinculada con contracciones de entre 5 y 7 por ciento en sus ventas de refresco, y han implementado estrategias para contrarrestar estos efectos en lo que resta del año.

Una estrategia empleada por ambas empresas ha sido el impulsar la venta de otras bebidas, dentro de su portafolio de marcas, que no se ven afectadas por la reforma fiscal. 

Tal es el caso del agua embotellada, que forma parte de la oferta de productos tanto de PepsiCo como de Coca-Cola, y cuyas ventas han aumentado, al mismo tiempo que las de los refrescos y bebidas carbonatadas han retrocedido.

En parte esto explica porqué, aunque sus volúmenes de ventas y niveles ingresos han caído, la participación en el mercado de bebidas embotelladas de ambas empresas ha crecido en lo que va del año.

Bloomberg: Allá no, acá sí

El exalcalde Michael Bloomberg no ha dejado de dar pelea sobre este tema en otros lugares. A pesar de que en Nueva York se eliminó la prohibición de venta de refrescos en envases mayores a 16 onzas, que impulsó e implementó durante su gobierno.

Un ejemplo de su cruzada son las contribuciones que Bloomberg Philanthropies, la organización que reúne las actividades filantrópicas del magnate estadounidense, ha realizado a investigadores y grupos de cabildeo que buscan combatir la obesidad impulsando medidas como las que se incluyeron en la reforma fiscal.

En el caso de México, la organización donó, durante un periodo de dos años, un total de 10 millones de dólares a diversos grupos con el fin de combatir la obesidad en el país bajo un programa de tres años. 

El año pasado, el Wall Street Journal reportó que uno de los beneficiarios de Bloomberg había sido El Poder del Consumidor, un grupo de cabildeo que fue uno de los principales promotores del gravamen a los refrescos.

La conexión va más allá de lo financiero, ya que en su propio sitio en Internet, Bloomberg Philanthropies incluye “alzar los impuestos sobre las bebidas azucaradas” como una manera de combatir la obesidad en México.

 Además de esta medida, la organización apoya con el mismo fin el prohibir la publicidad de comida chatarra y de refrescos que esté dirigida a niños.

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