México: 
un desastre en el agua

El agua es uno de los recursos de mayor importancia en el mundo, no solo para la supervivencia humana sino también para el desarrollo de diversas industrias. 

Debido a esto, resulta muy preocupante considerar que, en la opinión de algunos expertos, para el 2050 el consumo del agua alrededor del mundo aumentará en 55 por ciento, y que más del 40 por ciento de la población mundial vivirá en condiciones de severa escasez de agua. 

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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40%
de la población mundial es la proporción que se estima vivirá en escasez de agua para el año 2050
La OCDE apunta que una inversión global de 24.6 mil millones de dólares diseñada para desinfectar un mínimo de agua resultaría en una reducción de 77.3 mil millones de dólares en gastos médicos
En México, el 2 por ciento de la carga de enfermedad nacional, alrededor de 5 mil muertes al año, puede ser atribuido al consumo de agua contaminada o insalubre
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El agua es uno de los recursos de mayor importancia en el mundo, no solo para la supervivencia humana sino también para el desarrollo de diversas industrias. 

Debido a esto, resulta muy preocupante considerar que, en la opinión de algunos expertos, para el 2050 el consumo del agua alrededor del mundo aumentará en 55 por ciento, y que más del 40 por ciento de la población mundial vivirá en condiciones de severa escasez de agua. 

Y mientras más crezca la población y más escasee el agua, también aumentarán las tensiones entre diferentes poblaciones y entre diferentes usos del agua, como lo son el consumo individual, el riego agrícola y el uso para procesos industriales.

México no está exento de esta situación. Por el contrario, el país se encuentra ante un reto particularmente grande en este tema. Según un nuevo reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), existen problemas serios de abasto regional de agua en países como Australia, Israel, México, España y Estados Unidos. 

Lo que es peor, el costo de las enfermedades producto de falta de acceso a agua potable le cuesta a México aproximadamente 500 millones de dólares al año, sumando gastos médicos y pérdidas de productividad.

Desabasto y enfermedad

En conjunto, los países de la OCDE representan solo el uno por ciento de la carga de enfermedad (el costo financiero y de mortalidad y morbilidad relacionado con enfermedades) global asociada con malas condiciones de abastecimiento y salubridad de agua. 

Sin embargo, México y Turquía tienen una carga de enfermedad por encima del promedio de la OCDE. 

Como resultado, el 76 por ciento de las muertes atribuidas a enfermedades diarreicas en los países miembros de la organización ocurren en México y Turquía. 

En México, el 2 por ciento de la carga de enfermedad nacional – alrededor de 5 mil muertes al año -puede ser atribuido al consumo de agua contaminada o insalubre, afectando principalmente a la población infantil. 

Los estados más pobres y aquellos donde la salubridad está menos desarrollada, como Chiapas, Oaxaca, Puebla y Estado de México, presentan un mayor riesgo de enfermedades diarreicas.

La contaminación acuática lastima sobre todo a la población que vive en pobreza rural. Alrededor del mundo, el 53 por ciento de la población rural carece de acceso a infraestructura de salubridad adecuada y el 19 por ciento a abastecimiento adecuado de agua. En cambio, en la población urbana estas proporciones son de 20 y 4 por ciento, respectivamente.

En México aproximadamente el 9 por ciento de la población no tiene acceso a agua potable, según reporta la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

La recomendación de la OCDE

Para la OCDE, la seguridad en materia de agua implica mantener un nivel aceptable de riesgo, es decir poco probable y de poco impacto, respecto a cuatro ejes problemáticos: riesgos de escasez (incluyendo sequías), riesgos de calidad inadecuada, riesgos de exceso (incluyendo inundaciones), y riesgos de quebrantar la capacidad de recuperación de los sistemas de agua dulce.

En base a su aproximación, la OCDE propone que los gobiernos gestionen el uso del agua mediante instrumentos regulatorios como cargas impositivas y financiamiento público, de tal forma que los riesgos se mantengan dentro de un rango aceptable y se obtenga el mayor beneficio posible a un costo razonable. 

La OCDE enfatiza, sin embargo, que el gobierno no puede encargarse por sí solo de la situación, y que se requiere un modelo de negociación y consenso entre el gobierno y las partes afectadas.

Tan solo en materia de salud, la OCDE apunta que una inversión global de 24.6 mil millones de dólares diseñada para desinfectar un mínimo de agua para uso de toda la población, junto con una mejora en servicios de distribución de agua y salubridad, resultaría en una reducción en gastos médicos de 77.3 mil millones de dólares, y un beneficio total de 306.5 mil millones de dólares.

En cuestión de abastecimiento, la OCDE estima que la demanda de agua en sus países miembros decrecerá de mil kilómetros cúbicos en promedio en el 2000 a 900 kilómetros cúbicos en el 2050, en contraste con el resto del mundo, sobre todo los mercados emergentes de los países del BRIC (Brasil, Rusia, India, China), donde la demanda seguirá creciendo. 

Sin embargo, aunque se prevé que esta caída en la demanda será resultado de aumentos en la eficiencia del uso de recursos y un cambio estructural hacia industrias con un consumo menos intensivo de agua, la OCDE apunta que es poco probable que esto sea suficiente para enfrentar los problemas de abastecimiento de agua en México.

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