La creciente demanda internacional por ropa y calzado de cada vez menor precio está impulsando la manufactura insegura en lugares como Bangaldesh, India y Cambodia. El reciente colapso de un edificio donde se producía ropa para empresas como Zara y H&M ha cobrado más de mil 120 vidas y ha presionado a que las empresas reevaluen su estrategia de producción.
El auge de manufactura en estos países se ha debido, en parte, al aumento de la demanda por ropa de menor precio y calidad; aunado a las condiciones socioeconómicas que permiten tener una producción con costos mínimos.
Por ejemplo, el promedio de salario de manufactura ronda los 480 pesos mensuales, cuando el precio de mano de obra en China puede llegar a ser hasta cuatro veces más alto. Actualmente, más de 4 millones de personas en Bangladesh trabajan en el sector manufacturero con enfoque a la ropa y el calzado.
Ante la creciente demanda de manufactura en Bangladesh, la mayoría de las fábricas de ropa y calzado fueron subcontratas al punto de que los mismos dueños de las empresas multinacionales han aclamado no saber con detalle en qué fábrica se producen sus prendas en todo momento.
Según un estudio por el Wall Street Journal, la caída en precio de las prendas de vestir ha sido evidente en las últimas dos décadas. Mientras que el precio de alimentos y bebidas ha aumentado cerca de un 82 por ciento desde 1990, ropa y calzado solamente ha crecido un 10 por ciento; notoriamente menor a la inflación acumulada en el mismo tiempo.
En Estados Unidos, se estima que se le asigna solo el 3 por ciento de salario a ropa y calzado; una reducción del 4 por ciento en los últimos cuarenta años y de 10 por ciento en los últimos 70.
Los recientes accidentes en Bangladesh han presionado a que grupos como J.C. Penney y Wal-Mart reconsideren su estrategia de producción. Tomando el riesgo que se está volviendo al continuar con el uso de las fábricas en edificios de multiusos con poca supervisión de seguridad, se estima que se expandirá las auditorías para establecer si se continuará la producción ahí; o se tendrá que cambiar a un lugar más seguro, a un mayor precio.
Y mientras las ventas de ropa y calzado en Estados Unidos y Europa sigan en aumento, ¿tendrán un verdadero incentivo para cambiar su estrategia de producción en gran magnitud?