Mucho por aprender
La educación en México es constante tema de discusión, pues no es noticia que la calidad en la educacion se puede mejorar mucho.
Los lugares que el país obtiene en los exámenes internacionales son vergonzosos. Por ejemplo, en la prueba PISA, un estudio mundial de comparación educativa auspiciado por la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo, México obtuvo el lugar 48 en lectura y 50 en ciencias y matemáticas.
Entre los 34 países que integran la OCDE, solo en Turquía el porcentaje de población sin estudios secundarios es mayor al de nuestro país.
Alberto Morales
La educación en México es constante tema de discusión, pues no es noticia que la calidad en la educacion se puede mejorar mucho.
Los lugares que el país obtiene en los exámenes internacionales son vergonzosos. Por ejemplo, en la prueba PISA, un estudio mundial de comparación educativa auspiciado por la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo, México obtuvo el lugar 48 en lectura y 50 en ciencias y matemáticas.
Entre los 34 países que integran la OCDE, solo en Turquía el porcentaje de población sin estudios secundarios es mayor al de nuestro país.
El problema que conlleva un entorno educativo inadecuado es peligroso ya que implica consecuencias tanto de corto como de largo plazo.
El problema sin embargo, no viene solamente de la oferta educativa, es decir de cómo el gobierno estructura la educación pública, también hay problemas por parte del comportamiento de los estudiantes, quienes representan la demanda de la educación.
Oferta educativa
Señalando el problema más evidente, habría que hacer algo para reducir el poder del sindicato de maestros, que ha logrado ser el mayor de América Latina.
Algo fuertemente criticado de la estructura sindical es la forma en que se heredan la plaza de maestros, lo cual evidentemente hace que los mejores maestros no eduquen a los jóvenes.
Por si fuera poco, gracias a la gran presión política, el sindicato ha sido capaz de evadir o reducir la evaluación de los maestros, algo que sí se hace en otros países.
Una de las soluciones que se habían planteado hace varias décadas fue el modelo de descentralización educativa, que tomó fuerza a nivel internacional por sus resultados positivos y que fue aplicado en el país.
Según el modelo, se trataría de transferir algunas facultades educativas del gobierno federal al ámbito estatal para tener mejoras en eficiencia.
Se creía que el estado conoce mejor las necesidades de su población y puede gastar ese dinero mejor que el gobierno central, aislado por cientos de kilómetros de muchos ciudadanos.
Al parecer los resultados no han sido suficientes.
Producto de la estructura de gasto, en México se gasta menos en capital (tecnología para los salones y materiales) y más en gasto corriente (sueldos y prestaciones) que en el promedio de los países de la OCDE.
De hecho en el ámbito de los salarios, México sí se encuentra por arriba del promedio de la organización, un tributo a la insistencia del sindicato. Inclusive gastamos más en educación que el resto de los países.
Reducir el poder de los que lideran el sindicato de maestros es sin duda alguna necesario, pero se necesitan cambios adicionales al modelo educativo.
En algunos países como Chile, Canadá y Bélgica se ha implementado el modelo de vales de escuela para generar mayor competencia entre las escuelas públicas.
Lo que hacen los gobiernos es entregar a los padres de familia vales canjeables en escuelas privadas. Así, la gente tendría la opción de elegir la escuela que prefiera.
Esto presionaría a las escuelas a mejorar su calidad y además se reducirían los costos de mantener un número mayor de escuelas públicas.
Claro que todavía se tendría la necesidad de escuelas públicas en comunidades pequeñas y rurales donde haya pocos estudiantes.
Promover mayor competencia entre las escuelas (como en cualquier industria del mercado) generaría mayor calidad. En su búsqueda por acaparar más estudiantes, las escuelas contratarían a los mejores maestros posibles e invertirían sus recursos más eficientemente.
Demanda educativa
Le ha quedado claro al país que faltan muchos cambios por hacer para ofrecer la mejor educación posible, pero también hay que analizar el problema educativo desde el punto de vista de la demanda.
Es de suma importancia comprender por qué hay estudiantes que deciden desertar de la escuela a edades muy tempranas. La razón más evidente es por la urgencia de un ingreso para la familia.
Pero algo más importante es la percepción que tienen los mismos estudiantes sobre las posibilidades de empleo en el futuro.
Estudiar es al final de cuentas una decisión económica. Si esperan ganar mucho más al completar cierto grado de escolaridad, hay mayor incentivo por no abandonar sus trabajos y estudiar.
Es decir, la gente estudia con la idea de que en el futuro obtendrá un puesto en alguna empresa que le permita tener cierto nivel de calidad de vida que desea.
En este sentido, algunos economistas han desarrollado estudios sobre cómo motivar a los estudiantes para que continúen sus estudios, basándose en promover información del mercado laboral y no solamente incentivando por medio del dinero, como hace el programa de Oportunidades.
En un estudio realizado en República Dominicana, se encontró que los estudiantes subestimaban la diferencia salarial entre los que terminaban educación primaria y secundaria, así como la diferencia entre los que estudiaban educación secundaria y educación superior.
El mismo estudio realizó un programa de concientización, donde los estudiantes recibían información sobre cuánto ganarían en caso de terminar los diferentes grados de escolaridad.
Con tal solo informar a los estudiantes, observaron un mayor grado de escolaridad en la zona.
Entender un entorno social es algo muy complejo, pero es necesario para diseñar herramientas de política.
México necesita con urgencia un cambio en la educación tanto por parte del gobierno como por parte de la ciudadanía.
Un joven que abandona la escuela para ingresar a una organización criminal es peligroso para él y para su comunidad.
Es necesario pensar en generar los incentivos adecuados para que los estudiantes prefieran ir a la escuela y no solo continuar tirando el dinero en cada vez mayores sueldos a los maestros y poder a su sindicato.