Mujeres en el campo laboral y empleos del futuro
La transformación del campo laboral es inminente y está impulsada por la ciencia, la tecnología y la innovación, sin embargo, preocupa que las mujeres no sean partícipes de este cambio
María Fernanda NavarroMarzo 2021. La participación de las mujeres en el campo laboral es menor que previo a la pandemia y siete de cada diez que han podido integrarse a un empleo gana menos de seis mil pesos mensuales.
Marzo de 2031. La participación de las mujeres en el campo laboral seguirá siendo menor a la de los hombres y no podrán integrarse a los empleos mejor pagados debido a que la mayoría de ellas no se formaron en las áreas que más trabajos generan.
El panorama económico y laboral de las mujeres mexicanas en una década no será más prometedor que el que se reporta actualmente si no se generan programas para incentivar la integración de las niñas y adolescentes en las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, advierten expertos y organismos internacionales.
El salto digital por el que transita el campo laboral y los desafíos sociales y económicos actuales son un claro aviso de que los trabajos del futuro emanaran sobre todo de las áreas profesionales STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, por sus siglas en inglés), afirma Graciela Rojas, presidenta y Fundadora del Movimiento STEM, que promueve las enseñanzas en esta área con visión social incluyente.
“Los empleos que se perdieron en 2020 por el COVID-19 no podemos ignorar que la mayoría ocurrió en las mujeres. Además estamos viviendo saltos cuánticos que se están dando con el avance de la tecnología, robótica avanzada, blockchain, energías renovables, inteligencia artificial, ahí se concentrarán las industrias en unos pocos años y es muy importante que las mujeres sean parte de estos procesos”, señala Rojas.
En la educación superior, las mujeres mexicanas son minoría en carreras enfocadas en ingeniería, manufactura y construcción en donde son 28.5 por ciento del total de los alumnos y en las enfocadas en tecnologías de información y comunicación en donde suman 28.4 por ciento, de acuerdo con datos de ONU Mujeres.
Bajo este panorama preocupa que las mujeres pierdan las mejores oportunidades laborales del futuro, lo que agravaría los procesos de contratación de las empresas debido a la menor cantidad de candidatos para los puestos y reduciría la diversidad al interior de la empresa, advierte el Foro Económico Mundial.
Pero el llamado a la integración de niñas y adolescentes a las áreas STEM no sólo obedece a la importancia de evitar una crisis laboral sino a la necesidad de que este sector de la población participe en la generación de respuestas a los principales desafíos del futuro.
“El movimiento STEM debería ser un tema hasta de seguridad del futuro nacional. Necesitamos tener como nación talento para enfrentar los retos del siglo 21”, explica Rojas.
En ese sentido, tanto la líder de este movimiento en México, como la ONU Mujeres propone poner en marcha acciones para atraer a niñas y jóvenes al ámbito STEM como talleres tecnológicos, de robótica, ciencias y hasta para diseñar juegos mecánicos; además de programas para apoyar la retención de mujeres en la educación superior y la reinserción en el mercado laboral luego de una licencia por maternidad.
Nublado presente en la situación laboral
La situación laboral y económica de las mujeres mexicanas no era muy alentadora pero se agravó con la crisis laboral que se vivió durante 2020 debido al paro de actividades no esenciales.
Los datos de ocupación y empleo del cuarto trimestre de 2020 presentados por el INEGI señalan que la mayor disminución en la población ocupada fue en las mujeres con 5.9 puntos porcentuales menos comparado con el mismo periodo de 2019, en tanto que en el caso de los hombres la variación de la población ocupada fue de 3.1 por ciento menos.
Pero no sólo se trata de la cantidad de hombres y mujeres que se integran al mercado laboral sino la calidad de los empleos a los que acceden las mujeres.
Un estudio elaborado por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza que utiliza datos del INEGI apunta que 72 por ciento de las trabajadoras del país en 2020 no pudieron adquirir con su sueldo dos canastas básicas, cuyo valor unitario es de tres mil 200 pesos en las zonas urbanas y dos mil 89 pesos en zonas rurales.
Otro aspecto alarmante es que 61 por ciento de las trabajadoras no cuentan con seguridad social, pese a que la pandemia por COVID-19 mostró la importancia de contar con servicios médicos públicos para la población o viviendas dignas.