Ser una empresa sustentable no es tarea fácil. En la última década, México ha sido testigo de una transformación en la forma de hacer negocios, que cada vez se encamina hacia la ruta de la dimensión ambiental, social y económica.
El número de empresas que cada día se ponen la camiseta verde crece a paso firme, gracias a los beneficios que les trae la aplicación de procesos de sustentabilidad corporativa, como la reducción de costos de operación y riesgos, aumento en la rentabilidad de los productos y servicios, así como un favorecimiento en la imagen frente al resto de los competidores en el mercado.
Esta ola viene acompañada de una mayor consciencia entre los consumidores que buscan productos más amigables con otros seres humanos, animales y el medio ambiente.
Para el 98 por ciento de los directivos en México la sustentabilidad es relevante y vital para el futuro de sus organizaciones, por lo que el 87 por ciento la incluye en su estrategia de negocios, de acuerdo con una encuesta realizada por KPMG en México.
Sin embargo, en contraste con otros países, el país aún se enfrenta a varios retos en la adopción de políticas con espíritu verde, pues sólo 20 por ciento de las compañías que operan en territorio nacional impulsan o han intentado aplicar esta visión dentro y fuera de sus paredes.
Sólo 47 por ciento de los encuestados por KPMG en México afirman que su organización emite un reporte de sustentabilidad o tiene algún tipo de comunicación formal con sus grupos de interés y el 32 por ciento de estos se basa en los estándares de los Objetivos de Desarrollo Sostenible visión 2030 (ODS).
Christiane Molina, profesora investigadora del Departamento de Estrategia y Liderazgo de EGADE Business School, considera que la parte ambiental es relevante, pero no se puede dejar de lado la dimensión económica que viene de la mano con el gobierno corporativo.
“Para que la empresa pueda dar beneficios necesita de un gobierno corporativo con políticas y prácticas que le permitan mantenerse y trascender a través del tiempo”, comenta la académica de la materia de Sostenibilidad Corporativa para estudiantes del MBA.
Este enfoque cada vez es más relevante para las organizaciones y para los gobiernos, que buscan regular su gestión; para los clientes, que demandan información sobre los productos y servicios que utilizan, y para los grupos de interés, que exigen con insistencia espacios integrales de comunicación y participación.
En sintonía con las tendencias nacionales y globales, en diciembre de 2011, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) lanzó al mercado el IPC sustentable, un índice que agrupa a las empresas que son consideradas como ecológicas.
La metodología de calificación fue desarrollada por la Universidad Anáhuac, que recopila y analiza información relacionada con el gobierno corporativo, la responsabilidad social y los problemas ambientales de las empresas que cotizan en la BMV.
Entre los criterios que evalúa el índice están los Principios del Pacto Mundial, Recomendaciones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), y del Banco Mundial que aborda a nivel mundial la promoción del buen gobierno corporativo.
Desde el año 2000 existen dos índices sustentables globales: el Dow Jones Sustainability y el FTSE 4Good, ambos concentran más de 3 mil empresas en todo el mundo.
El número de las emisoras que integran el IPC sustentable ha crecido en más de 200 por ciento desde su creación, al pasar de 23 a más de 80, de acuerdo con los datos más actuales de la BMV
Entre la lista figuran nombres como Aeroméxico, Grupo Bimbo, Cemex, Femsa, Grupo México, Televisa, Walmart, entre otros.
Algunas de estas empresas han sido cuestionadas por las acciones que han emprendido en algunos estados de la República Mexicana donde operan por regulaciones laxas, consumo de agua y explotación del suelo.
Sergio Dondish, director general de WaterStation, opina que las organizaciones que han implementado procesos de sustentabilidad en México han dado un paso adelante frente a sus competidores, pero los esfuerzos aún son insuficientes para alcanzar las metas establecidas por otras compañías en el mundo.
“Son empresas muy buenas y han hecho mucho para mejorar, pero se quedan cortas porque falta avanzar en el uso de tecnología e innovación que puede agilizar su ciclo de sustentabilidad”, expone el empresario.
El lado gris
Aunque parece que ahora, más que nunca, las compañías entienden la importancia de la sustentabilidad y los asuntos de gobernabilidad para transformar una organización, el boom de lo verde también ha hecho que algunas incurran en prácticas desleales al vender productos que no son parte de una cadena que favorece el medio ambiente ni a la sociedad ocasionando un daño en el consumidor final.
José Antonio Quesada, director del EGADE Business School, destaca la importancia de promover un marketing consciente que apoye los valores de un producto y que sea responsable con su cliente y con la comunidad donde se comercializa, pues de lo contrario se genera desconfianza.