Las alas de Boeing están peligrando. El emblemático 787 Dreamliner que la compañía fabrica para competir con la empresa Airbus por el mercado de aviación, ha presentado un importante número de fallas en poco tiempo de operación.
El más reciente incidente surgió durante un vuelo de All Nippon Airways (ANA, por sus siglas en inglés), cuando durante un vuelo en Japón el avión lanzó la alarma de tener fallas en la batería y empezó a generar humo hacia la cabina de piloto.
Tras el evento, tanto ANA como Japan Airlines decidieron suspender los vuelos por dos días, para revisar los 24 aviones 787 Dreamliners que han adquirido entre las dos aviadoras.
Ayer, la Agencia Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos impidió despegar a todos los 787 Dreamliner registrados en el país hasta llevar a cabo una revisión de seguridad.
No es la primera vez que el nuevo modelo ha tenido problemas. A principios de mes, las autoridades reguladoras en Estados Unidos iniciaron una investigación luego del incendio de la batería de un 787 usado por Japan Airlines en Boston.
Con el incidente de ANA, ya son cinco eventos distintos en lo que va del mes, donde se tienen indicios de fallas sistemáticas en el avión emblemático de Boeing. Otras averías incluyen el derrame de combustible, fallas eléctricas y desperfectos en el parabrisas de la aeronave.
Las declaraciones de Boeing apuntan a estos problemas son detalles introductorios normales que pronto resolverán. La acción de la empresa cayó ayer 3.38 por ciento para cotizar en 74.34 dólares.
El 787 Dreamliner es el modelo más reciente de Boeing, valuado en alrededor de 207 millones de dólares. Tras su presentación la empresa recibió 844 órdenes de compra de 57 clientes, pero tuvo diversas demoras de entregas de hasta tres años. Finalmente, se empezó a usar a finales de octubre del 2011.
Si las fallas de Boeing continúan, podría causar estragos en la constante competencia por el mercado de la fabricación de aeronaves.
