En las últimas décadas el tema energético ha tomado importancia en la agenda de los políticos. Gracias a esto se han generado numerosas iniciativas para reducir el gasto en energía y, de forma colateral, contribuir al ahorro en el gasto familiar y provocar menos deterioro ambiental.
Con estos motivos, en el 2009 la Secretaría de Energía inició el “Programa de Sustitución de Equipos Electrodomésticos para el Ahorro de Energía”, este programa tiene como intención el ahorro de energía al subsidiar refrigeradores y aires acondicionados que gasten menos energía.
La manera de hacerlo es por medio de la substitución de estos aparatos electrodomésticos. Un hogar que cuente con un refrigerador o aire acondicionado con más de 10 años de antigüedad tiene la opción de cambiarlo por uno nuevo.
De esta manera se tendrán aparatos con mayor eficiencia y el consumo de energía será reducido.
Cambio de hábitos
Sin embargo, el resultado no parece ser el óptimo. Un estudio llevado a cabo por Lucas W. Davis, Paul J. Gertler (profesores de la Universidad de Berkeley) y Alan Fuchs (investigador del programa de desarrollo de la ONU) muestra que los resultados de este programa están por debajo de las expectativas que se tenían.
Estos académicos exponen que los programas se implementan con análisis previos de ingeniería, sin embargo no tomaban en cuenta aspectos de comportamiento en el hogar.
El tema central que abordan en su investigación, es el cambio en el uso de los aparatos. En las evaluaciones previas se calculaba que bajo el mismo uso del refrigerador o del aire acondicionado, con aparatos más eficientes, habría menos consumo de energía.
Sin embargo, al tener que pagar menos electricidad por tener mejores aparatos, el consumo de energía sería diferente.
Los resultados concretos que obtienen son desalentadores para el programa, o por lo menos no respaldan el optimismo inicial.
Para el caso de los refrigeradores encuentran que en efecto se logró una reducción en el consumo de energía, sin embargo en una escala mucho menor de lo que se había anticipado.
Peor fue el caso del aire acondicionado. Encontraron el efecto contrario al esperado, ya que con aparatos más eficientes, la gente comenzó a utilizarlos más y hubo un incremento en el consumo de energía.
Terminan con la reflexión que la utilidad de los consumidores ha aumentado, ya que tienen más consumo con menos gasto. Sin embargo, si la política va dirigida a reducir el impacto ambiental, se tiene que tomar en cuenta el comportamiento ante cambios en precios relativos.
El gasto en el hogar
Investigación completa sobre el consumo energético
http://goo.gl/S54FI