La noticia llegó en enero de 2018. Diego Martínez supo que se convertiría en papá de Sofía. Casi ocho meses después, la vida del arquitecto y de Ana, su esposa, cambió, ya que su primogénita requirió de cuidados especiales al ser prematura.
La situación se complicó cuando el permiso por paternidad y las vacaciones de Martínez terminaron y tuvo que regresar a trabajar, aun cuando su pareja y su hija dependían de él para que las llevara a las citas médicas y apoyara en las labores del hogar.
Cuando el padre primerizo quiso negociar un par de días más se enfrentó a la negativa de sus jefes. En ese momento, Diego recuerda que tomó una importante decisión.
“Ana y Sofía necesitaban de mí. Nuestros familiares viven en otros estados y no las podía dejar solas. Cuando quise extender mi licencia y me la negaron preferí dejar ese trabajo, afortunadamente un conocido me recomendó en otro empleo a los pocos días, pero ser papá en México no es fácil porque socialmente vivimos bajo un estigma”, comparte el padre de familia de 35 años.
La historia de Diego Martínez es el reflejo de la complicada situación que viven los padres de familia en México. El país se encuentra atrasado en cuanto a los permisos de paternidad que se otorgan a los trabajadores por el nacimiento de sus hijos, en contraste con los países que integran el bloque de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Desde el 1 de diciembre de 2012 todos aquellos trabajadores que se conviertan en padres, ya sea por el nacimiento de un hijo o por la adopción de un menor, deben gozar de un permiso de paternidad de cinco días laborables con goce de sueldo.
Sin embargo, en los países que integran la OCDE, los periodos exclusivos para los padres, ya sea por el permiso por paternidad, permiso parental individual o una cuota exclusiva para padres, son, en promedio, de ocho semanas.
El total de las licencias por maternidad otorgadas en 2018 fue de 279 mil 999, mientras que por paternidad se registraron sólo 8 mil 170.
Cándido Pérez, investigador de Early Institute, opina que el poco tiempo que las empresas y entidades del gobierno dan a los papás mexicanos representa una limitante para que puedan generar vínculos más estrechos con sus hijos, situación que en algunas ocasiones puede provocar afectaciones en el rendimiento escolar en el largo plazo, de ahí la importancia de promover un sistema igualitario.
No obstante, asegura que si se mejoraran las condiciones laborales en este sentido, las organizaciones podrían elevar su productividad, ya que al mejorar su calidad de vida las personas dan mejores resultados. El especialista también es consciente de los retos que implica la adopción de este pensamiento.