Peso en el suelo, remesas en el cielo
Sufrimiento para algunos y bonanza para otros es como podría describirse la depreciación de más de 25 por ciento que el peso mexicano ha sufrido en los últimos 12 meses, arrastrado por el colapso en los precios petroleros y la expectativa de un alza de tasas de interés en Estados Unidos.
Rolando HinojosaSufrimiento para algunos y bonanza para otros es como podría describirse la depreciación de más de 25 por ciento que el peso mexicano ha sufrido en los últimos 12 meses, arrastrado por el colapso en los precios petroleros y la expectativa de un alza de tasas de interés en Estados Unidos.
Mientras que los importadores sufren ante el encarecimiento de los productos extranjeros, la depreciación ha resultado ser una bonanza para los migrantes mexicanos, que envían una proporción cada vez mayor de sus salarios de vuelta a México para aprovechar el mejor rendimiento que éste tiene al traducirlo a pesos.
Datos del Banco de México (Banxico) muestran que mientras que en agosto del 2014 la remesa promedio enviada a México fue de 293 dólares, durante el mismo mes de este año ésta fue de 299 dólares – más de 2 por ciento mayor.
El monto total enviado en agosto del 2015 también fue mayor que el del mismo mes del año pasado, registrando su mayor crecimiento interanual en siete meses con una tasa de 13 por ciento al pasar de más de 2 mil millones de dólares (mmdd) a más de 2.2 mmdd.
El desempeño de las remesas mexicanas durante agosto es consistente con lo que se ha visto en lo que va del año, ya que durante los primeros ocho meses del 2015 se vio un aumento de 6 por ciento en el monto enviado a México en comparación con el mismo periodo del 2014.
“Históricamente, cuando tienes una depreciación, las remesas se incrementan”, dijo Jesús Cañas, un economista del Banco de la Reserva Federal de Dallas, en entrevista con el portal Quartz. “Tomas esa oportunidad para enviar un poco más (de dinero) de lo que es tu envío mensual promedio”, agrega Cañas.
Ayuda exterior
Los envíos de remesas por parte de los migrantes mexicanos son una de las mayores fuentes de ingresos externos para el país, junto con las inversión extranjera directa (IED) y las exportaciones petroleras.
En 2014, el total de remesas enviado a México fue 1.1 mmdd superior al total de IED recibido por el país, alcanzando un monto de 23.7 mmdd.
El total de remesas podría incluso ser mayor este año, si la tendencia marcada durante el primer semestre se mantiene. Entre enero y junio, México recibió más de 12 mmdd en remesas.
Sin embargo, a pesar de su incremento significativo, las remesas se siguen viendo rebasadas en lo que va del año por las exportaciones petroleras (más de 12.8 mmdd) y por la IED (13.7 mmdd).
En conjunto, estas fuentes externas de ingresos ayudan a mitigar el impacto negativo del déficit que México sostiene en su cuenta corriente, lo cual a su vez vuelve menos vulnerable al país ante choques externos.
Inflación apagada
Otro factor que favorece a los migrantes y sus familias es la baja inflación que México está experimentando en este momento.
En teoría la depreciación del peso debería de impulsar la inflación al encarecer relativamente los productos importados, sobre todo al considerar que México sostiene un déficit en su balanza comercial.
Sin embargo, en la práctica la caída en el precio de los productos energéticos y de los servicios de telecomunicaciones ha mantenido la inflación en bajos históricos durante el 2015.
Agosto fue el cuarto mes consecutivo en que la tasa de inflación tocó un bajo histórico, tomando como referencia datos disponibles desde 1969. A una tasa anualizada de 2.59 por ciento, la inflación mexicana aún se encuentra significativamente por debajo del objetivo de 3 por ciento fijado por Banxico.
Esto quiere decir que el incremento relativo en el valor de las remesas enviadas a México puede aprovecharse aún más por las familias de los migrantes, ya que los precios no están creciendo a una velocidad que elimine esta ventaja.