P&G: le arman un tango

El gobierno argentino suspendió las operaciones de Procter & Gamble (P&G), la empresa más grande de productos al consumo del mundo, por una supuesta fuga de divisas y fraude fiscal.  

La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) alega que la multinacional sobrefacturó importaciones a través de una filial suiza por 138 millones de dólares.  

El organismo revocó la Clave Única de Identificación Tributaria de P&G, así como su registro de importador y exportador. 

Economía sin reservas

Las duras represalias del gobierno argentino ocurren dentro del contexto de un escenario adverso para la economía argentina.  

El Fondo Monetario Internacional pronostica que el Producto Interno Bruto (PIB) del país se contraerá 1.7 por ciento para este año y 1.5 por ciento para el 2015. 

Además, consultoras privadas argentinas estiman que la inflación alcanzó 41 por ciento interanual en septiembre.  

Mientras tanto, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner continúa una dura batalla legal en cortes estadounidenses contra un grupo de tenedores de deuda  argentina que no aceptaron la reestructuración tras el impago de más de 100 mil millones de dólares en 2001. 

El declive económico está drenando las reservas del banco central de Argentina, que han caído 17 por ciento en los últimos doce meses. Esto, aunado a la falta de acceso a los mercados de capitales internacionales, dio origen a una férrea política de control de divisas del gobierno.  

La divergencia del mercado negro del dólar respecto a la cotización oficial es un resultado directo de esta medida. 

El dólar paralelo es 65 por ciento más caro que el dólar oficial en términos de pesos por dólar. 

Ricardo Echegaray, quien encabeza la AFIP, dijo que: “el objetivo principal es que P&G reintegre al banco central las divisas fugadas y que pague las sanciones aduaneras y el impuesto a las ganancias evadido por la manipulación de los precios de transferencia”. 

La AFIP pidió a la justicia argentina impedir que los directivos de P&G salgan del país. Consideró que dado que la compañía fugó divisas a sus firmas vinculadas al exterior, la maniobra podría constituir contrabando agravado.  

El gobierno argentino emitió una nota a la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés) detallando las presuntas irregularidades de las operaciones de P&G en el país austral. 

Suspensión sorpresa

Procter & Gamble es una de las multinacionales más grandes del mundo. Opera en 80 países y sus productos (Gillete, Ace, Downy, Duracell, Pantene, Pepto-Bismol, etc.) llegan a los rincones de más de 180 naciones. 

La firma factura 84 mil millones de dólares en ventas anuales y registra una capitalización de mercado de más de 235 mil millones de dólares. 

La compañía tiene presencia en Argentina desde 1991, donde administra tres plantas manufactureras y dos centros de distribución.  

América Latina representa alrededor del 10 por ciento de los ingresos totales de la firma. 

Las acciones contra P&G resultaron sorpresivas ya que la multinacional se había caracterizado por mantener buenas relaciones con el gobierno argentino. 

En el 2006, la firma accedió a ser parte de un programa público de control de inflación mediante el cual se comprometió a congelar el precio de 31 productos a lo largo de un año. Asimismo, se adhirió a una iniciativa gubernamental de sustitución de importaciones. 

P&G emitió un comunicado donde enfatiza que la empresa paga sus impuestos en Argentina y el resto del mundo. 

Añade que tiene en alta estima la relación con el gobierno argentino, además de que toma muy seriamente el cumplimiento de sus leyes. 

“No perseguimos prácticas fiscales e impositivas agresivas ni cuestionables, por cuanto las mismas no producen resultados sustentables”, señaló en el documento.