Postgrados en sotana
Los sacerdotes son víctimas de su propia ignorancia, por lo que no se debe considerar una estafa premeditada la falta de transparencia de las cuentas de la Iglesia Católica.
Estas palabras pronunciadas por el Monseñor Enrico dal Covolo, rector de la Pontificia Universidad Lataranense de Roma, es la idea detrás de una nueva iniciativa que pretende educar a sacerdotes en administración y finanzas.
La administración del Instituto para las Obras de la Religión, mejor conocido como Banco Vaticano, ha sido criticada en los últimos años debido a varios fraudes financieros.
Rolando Hinojosahttps://www.youtube.com/watch?v=uGLuGD_Mp18
Los sacerdotes son víctimas de su propia ignorancia, por lo que no se debe considerar una estafa premeditada la falta de transparencia de las cuentas de la Iglesia Católica.
Estas palabras pronunciadas por el Monseñor Enrico dal Covolo, rector de la Pontificia Universidad Lataranense de Roma, es la idea detrás de una nueva iniciativa que pretende educar a sacerdotes en administración y finanzas.
La administración del Instituto para las Obras de la Religión, mejor conocido como Banco Vaticano, ha sido criticada en los últimos años debido a varios fraudes financieros.
Desde que inició su pontificado en marzo del 2013, el Papa Francisco ha implementado varias reformas para mejorar la gestión del banco y transparentar sus operaciones. Pero de acuerdo con los altos mandos de la Iglesia, no se pueden conseguir estos cambios si los sacerdotes encargados no tienen la preparación adecuada.
Administrar el Banco Vaticano es una tarea complicada. En su primer reporte financiero que se hizo público, el banco afirma manejar más de 5 mil millones de euros en activos.
La enorme cantidad de bienes y dinero en efectivo obliga a preguntar por qué la Iglesia Católica esperó tanto tiempo para educar a los clérigos encargados de las santas finanzas.
Justo después de ser nombrado Papa, Francisco removió a gran parte de los directivos del banco que su antecesor, Benedicto XVI, acababa de designar y contrató a firmas consultoras internacionales para realizar auditorías.
Sin embargo, esto no ha sido suficiente para detener los escándalos de corrupción y fraudes en la Santa Sede.
‘Monseñor Quinientos’
Después del colapso del Banco Ambrosiano (y la sospechosa muerte de su presidente, Roberto Calvi) en los ochenta, quizá ningún escándalo de corrupción ha traído más problemas para el Banco Vaticano que el del monseñor Nunzio Scarano.
Scarano, un contador quien por 22 años trabajó dentro de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, fue arrestado en 2013 bajo alegaciones de corrupción y lavado de dinero, incluyendo conspirar para realizar una transferencia ilícita de 20 millones de euros.
El sacerdote, apodado como “Monseñor Quinientos” por los billetes de 500 euros que le gustaba presumir en público, vivía una vida llena de lujos y es acusado por las autoridades italianas de haber transferido millones de euros del Banco Vaticano a instituciones en Suiza para ayudarle a sus amistades ricas a evadir impuestos.
El escándalo resultó, tres días después del arresto de Scarano, en la renuncia de Paolo Cipriani y Massimo Tulli, entonces director y subdirector, respectivamente, del Banco Vaticano.
Borrón y cuenta nueva
Mostrando una estrategia mucho menos acomodaticia que su predecesor, en los últimos dos años el Papa Francisco ha sacudido la jerarquía administrativa del Vaticano despidiendo a quienes han obstaculizado el proceso de reformas.
A inicios del año pasado esto resultó en el despido de cuatro de los cinco cardenales miembros del panel asesor del Banco Vaticano, quienes sólo habían cumplido con 11 meses de sus gestiones de cinco años.
Después, durante el verano del mismo año se anunciaron otros dos cambios sísmicos.
No sólo se reemplazaría a los miembros de la directiva y el consejo administrativo del Banco Vaticano, después de que las ganancias netas de éste cayeran 97 por ciento del 2012 al 2013, sino que además se reemplazó a los cinco miembros de la Autoridad de Información Financiera de Roma (AIF), el regulador financiero del Vaticano.
Los nuevos miembros de la AIF, que supervisa desde el banco y propiedades inmobiliarias del Vaticano hasta los salarios de sus empleados y la gestión de su farmacia, conforman un grupo internacional de expertos en finanzas. Entre ellos se encuentran Joseph Yuvaraj Pillay, quien reformó la economía de Singapur, y Juan Zarate, ex-asesor de seguridad financiera del presidente estadounidense George W. Bush.
Vigilancia externa
La reforma organizacional y financiera del Vaticano no sólo ha resultado en un nuevo entrenamiento para sus funcionarios y en medidas disciplinarias para quienes rompieron las reglas, sino que además por primera vez en la historia dio lugar a una revisión externa de las instituciones vaticanas.
El año pasado, en una decisión sin precedentes, la Santa Sede contrató, tras concursos de licitación, los servicios de las empresas de consultoría PricewaterhouseCoopers, Deloitte, McKinsey & Company, KPMG, Ernst & Young, y Promontory para auditar sus procesos e instituciones económicas y administrativas.
Estas auditorías serán realizadas “con el fin de completar adecuadamente el marco completo de verificación de los datos financieros y de los aspectos organizativos de los entes que hacen referencia a la Santa Sede”, según informó el Vaticano mediante un comunicado.
El Vaticano agregó que las recomendaciones resultantes de las auditorías servirán para mejorar la gestión y garantizar transparencia y eficiencia.