La nueva Arabia Saudita
Durante décadas, Arabia Saudita y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tuvieron la última palabra en el mercado petrolero global. Ahora, la industria del shale de Estados Unidos se prepara para asumir el liderazgo de un mercado que, de acuerdo a estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), se acerca a un punto de declive del que no habrá retorno.
Rodrigo Carbajal
Durante décadas, Arabia Saudita y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tuvieron la última palabra en el mercado petrolero global. Ahora, la industria del shale de Estados Unidos se prepara para asumir el liderazgo de un mercado que, de acuerdo a estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), se acerca a un punto de declive del que no habrá retorno.
Scott Sheffield, fundador y presidente de la firma Pioneer Resources, sostiene que la industria shale estadounidense está en proceso de convertirse en la “nueva Arabia Saudita”. Según estimaciones de esta compañía, la cuenca Permian en Texas tendrá la capacidad de producir de 8 a 10 millones de barriles diarios en la próxima década.
Actualmente, Arabia Saudita, el líder de facto del cártel de precios más grande del mundo, produce 9.7 millones de barriles diarios, de acuerdo a cifras oficiales de la OPEP.
Pese a que las autoridades energéticas de ese país insisten en que cuentan con la capacidad para incrementar la producción hasta 15 millones de barriles diarios en el corto plazo, la narrativa pesimista que rodea a la OPEP contrasta con el optimismo reciente que ha generado la industria del shale.
“La OPEP está muerta”
El año pasado, Igor Sechin, el director general de la empresa energética estatal rusa Rosneft, declaró que la OPEP había muerto. Pocos refutaron esta aseveración. Anas Alhajji, economista en jefe de NGP Energy Capital Management, confirmó esta postura, agregando que en realidad el cártel de precios jamás había sido relevante, ya que su supuesto poder de mercado depende completamente de Arabia Saudita.
La pérdida de influencia de la OPEP queda de manifiesto en el fracaso de sus últimos dos objetivos de política energética.
Primero, ante la debacle del precio del petróleo iniciada en junio de 2014, los países del cártel de precios fueron incapaces de mantenerse a flote con el valor del crudo rondando los 30 dólares. La pérdida de reservas internacionales y la presión fiscal que enfrentaron países que van de Venezuela a Nigeria detuvieron un proceso que estaba destinado a sacar del mercado a los productores de shale, que enfrentan costos de producción más altos que el promedio de los países de la OPEP.
Segundo, el cambio de estrategia de la OPEP, orientado a elevar el precio del petróleo mediante un recorte coordinado de producción no ha tenido los resultados esperados. El valor del barril de crudo se ha mantenido en el rango de los 50 a los 55 dólares por semanas, encima del piso de los 27 dólares alcanzado en febrero del año pasado. No obstante, la semana pasada, por primera vez desde que el cártel de precios anunció su estrategia, el precio del barril de petróleo WTI cayó debajo de los 50 dólares. Esto obligó a la OPEP a replantear la necesidad de una profundización del recorte de producción, cuya negociación fue áspero y se logró después de haber fracasado en dos ocasiones.
El milagro del shale
La revolución energética de Estados Unidos, patente en el auge de los productores de shale, representa el éxito de una política pública abocada a garantizar la seguridad energética de América del Norte. 40 años después del embargo petrolero de la OPEP de 1973, el aumento en la producción de Estados Unidos convulsionó al mercado, llevando a los precios del petróleo de niveles superiores encima de los 100 dólares a niveles debajo de los 30 dólares en menos de dos años.
Paradójicamente, los productores de shale representan el factor decisivo para definir la dinámica del mercado energético. Cualquier intento de la OPEP para elevar los precios mediante un recorte a la producción sería aprovechado por los productores estadounidenses, que cuentan con un precio de equilibrio de costos elevados, pero que son altamente flexibles para interrumpir y reiniciar operaciones.
Esta condición no ha estado exenta de pérdidas para la industria energética de Estados Unidos. La debacle del mercado petrolero generó una oleada de bancarrotas en la industria. Los sobrevivientes, los jugadores más competitivos y resilientes, salieron fortalecidos.
Chevron estima que el precio de equilibrio de costos promedio de los productores de shale se encuentra alrededor de los 40 dólares. Hace dos años, esta cifra superaba los 60 dólares. La firma EOG Resources calcula que sus costos se han reducido en un 25 por ciento en el último año y medio, lo que le permitirá elevar sus niveles de producción en un 30 por ciento en los próximos dos años.
En ese sentido, la compañía Rystad Energy espera que la producción de shale de Estados Unidos alcance los 900 mil barriles de petróleo diarios para finales de este año. Para poner esta cifra en perspectiva, este nivel es equivalente a casi la mitad de la producción petrolera total de México.
El nuevo escenario del mercado petrolero ha generado un cambio de estrategia radical en las grandes firmas energéticas globales. Daniel Yergin, vicepresidente de la firma de consultoría IHS Markit, espera que las compañías petroleras estadounidenses incrementen su gasto en proyectos de shale en un 25 por ciento en 2017.
Exxon, la petrolera más grande del mundo (de las que cotizan en el mercado de valores), invertirá 5 mil millones de dólares en el desarrollo de proyectos shale este año. Tradicionalmente, la compañía se ha enfocado en mega proyectos de aguas profundas. Esto está cambiando gradualmente. Exxon espera que un quinto de su producción total en 2025 sea aportada por proyectos de shale.
En México, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) canceló la licitación de campos de shale contemplados en la Ronda 1.5 de la reforma energética. El argumento utilizado fue el escenario adverso de los precios del petróleo.
Sin embargo, Juan Carlos Zepeda, presidente de la CNH, declaró a finales del año pasado que se estaba considerando reactivar esta licitación para el 2017.