Hace pocos días se dio a conocer el Indicador Global de la Actividad Económica para los datos de septiembre y no pinta nada bien. El crecimiento durante dicho mes fue de 1.32 por ciento.
No solo estuvo muy por debajo del mismo mes durante el año anterior (4.53), sino también del mes de agosto de este año, siendo de 3.51 por ciento.
Lo preocupante es que fue menor de lo que se anticipaba. Bank of America Merril Lynch calculaba un 3.46 por ciento, y el consenso estaba alrededor del 3.20 por ciento, según la publicación “Soft patch and bird flu hit activity in september” del mismo banco.
Según este reporte, desde el año 2009 no se había registrado un crecimiento por debajo del 2 por ciento, excluyendo únicamente durante abril del año 2011 cuando el tsunami en Japón afectó negativamente la cadena de producción automotriz.
La razón principal por la que se cree que ocurrió este bache en la economía es la gripe aviar de meses atrás.
A pesar de que se había hablado exhaustivamente del deterioro económico a raíz de este problema, no se había previsto un efecto tan prolongado.
Factores externos
La misma institución financiera espera una desaceleración de la economía mexicana durante el último trimestre de este año, en parte debido a que la actividad económica del gobierno se redujo después de las elecciones federales.
De esta manera, la demanda doméstica ha caído y por tanto el crecimiento ha tenido una tendencia a la baja.
Si se le suma el futuro precipicio fiscal de Estados Unidos y la baja producción industrial esperada, el panorama no pinta muy bien para nuestro país.
En el tercer trimestre se observó un crecimiento negativo de 0.2 por ciento respecto al mismo trimestre el año anterior. Definitivamente el panorama internacional no ha sido el mejor, pero se tiene que redoblar el esfuerzo por impulsar la economía doméstica.
Ante la situación de incertidumbre de la Eurozona, los mercados financieros globales han tenido un mal tiempo durante el mes de noviembre. Esto se une a las causas anteriores de la baja actividad económica en el país.
Lograr reducir los impactos negativos de otras regiones es importante, pero difícil debido a la interdependencia de los mercados ante la apertura comercial.