Preparando el terreno
El pasado 17 de febrero el Banco de México (Banxico) decidió sorprender a los mercados con un alza extraordinaria de 50 puntos base en su tasa de interés de referencia con el objetivo de frenar la depreciación del peso mexicano y evitar que se acelere la inflación en el país.
La estrategia ha dado resultado en el corto plazo, impulsando una apreciación de más de 5 por ciento en el peso. Pero para mantener vigente su defensa de la moneda, Banxico nuevamente tiene que prestar atención a las señales de la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense.
Rolando Hinojosa
El pasado 17 de febrero el Banco de México (Banxico) decidió sorprender a los mercados con un alza extraordinaria de 50 puntos base en su tasa de interés de referencia con el objetivo de frenar la depreciación del peso mexicano y evitar que se acelere la inflación en el país.
La estrategia ha dado resultado en el corto plazo, impulsando una apreciación de más de 5 por ciento en el peso. Pero para mantener vigente su defensa de la moneda, Banxico nuevamente tiene que prestar atención a las señales de la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense.
El día de hoy concluye la reunión de política monetaria de la Fed, y se prevé ampliamente que su presidenta, Janet Yellen, anuncie que el banco mantendrá intacta su tasa de interés de referencia, la cual se encuentra en un intervalo de entre 0.25 y 0.5 por ciento desde diciembre del año pasado.
Los mercados de futuros muestran una probabilidad implícita de 96 por ciento de que la Fed no anunciará cambios el día de hoy. Sin embargo, esto cambia para sus reuniones de abril y de junio, las cuales reciben respectivamente un 27 y un 52 por ciento de probabilidades.
“Es probable que la presidenta Yellen indique que el comité (de política monetaria) se mantiene en línea para alzar las tasas de nuevo el próximo trimestre”, escribieron en una nota para sus clientes Zach Pandl y Jan Hatzius, economistas del banco Goldman Sachs.
Esta señalización también tendría que verse reflejados en los pronósticos económicos de la Fed, que en su versión más reciente seguían indicando que se esperaban realizar cuatro alzas de tasas durante el 2016 – un camino ahora percibido como sumamente improbable por parte de los mercados.
Si la Fed efectivamente señala que se acerca un alza de tasas, el viernes Banxico tendrá que mostrarse dispuesto a seguir el mismo camino. De no hacerlo, el banco central mexicano podría poner en riesgo su defensa del peso.
Diferencial clave
El alza que Banxico realizó en febrero amplió la diferencia entre las tasas de interés de México y Estados Unidos, la cual actualmente es de entre 3.0 y 3.25 puntos porcentuales.
En teoría esto vuelve los activos financieros mexicanos más atractivos, lo cual debería resultar en una apreciación del peso contra el dólar.
Debido a que el peso efectivamente se ha apreciado en medio de un entorno de relativa calma en el mercado cambiario, y a que es muy improbable que la Fed incremente su tasa esta semana, los expertos prevén que Banxico no juzgará necesario alzar su tasa en su reunión de política monetaria de esta semana.
Sin embargo, si la Fed muestra que planea alzar sus tasas a mediados del año, Banxico tiene que mostrarse dispuesto a alzar las suyas a la par de su homólogo estadounidense con el fin de mantener este diferencial.
De lo contrario, la depreciación del peso podría recobrar fuerza, contaminando las expectativas de inflación.
Esto iría en contra de lo indicado explícitamente por Banxico en febrero, cuando el banco dijo que su intervención extraordinaria no constituía el arranque de un ciclo alcista en las tasas de interés.
Debate en la Fed
Más allá de lo que pronostican los mercados de futuros, dentro de la Fed el debate sobre cuándo proceder con el ciclo de alza de tasas ha dividido al Comité Federal de Mercado Abierto (CFMA), el comité de política monetaria del banco central.
Por un lado, ciertas autoridades indican que es necesario proceder con la normalización monetaria, ya que la inflación subyacente en Estados Unidos está incrementándose más rápido de lo esperado.
Entre quienes abogan a favor de un mayor número de alzas en este año se encuentran Stanley Fischer, vicepresidente de la Fed, y los presidentes de los bancos regionales de San Francisco, Kansas City y Cleveland.
La postura contraria sostiene que la recuperación económica de Estados Unidos aún es frágil y está expuesta a riesgos debido a la volatilidad financiera y desaceleración de países como China.
De este lado se encuentran la gobernadora Lael Brainard, junto con los presidentes de los bancos regionales de Nueva York, Filadelfia y Boston.
Ambos bandos tendrán que pelear la lealtad de los cuatro miembros restantes del CFMA que pueden votar durante el 2016, incluyendo a la presidenta Yellen.
La victoria de una postura sobre la otra podría tener grandes implicaciones para el curso que tomará la política monetaria estadounidense, y por extensión la mexicana.