Presión social sin violencia
Fraude o no fraude, PRI o no PRI, la noticia importante de esta semana es que la sociedad civil mexicana ha despertado.
Los periódicos del mundo reportan no solo la dudosa transparencia del proceso electoral, sino la ferviente presión de la sociedad civil.
La participación ciudadana es el ingrediente clave para la democracia, porque de ahí nace un 0constante escrutinio del gobierno. La participación exige sus derechos, reclama transparencia, pide resultados y se involucra en el futuro de su país.
Laura GarcíaFraude o no fraude, PRI o no PRI, la noticia importante de esta semana es que la sociedad civil mexicana ha despertado.
Los periódicos del mundo reportan no solo la dudosa transparencia del proceso electoral, sino la ferviente presión de la sociedad civil.
La participación ciudadana es el ingrediente clave para la democracia, porque de ahí nace un 0constante escrutinio del gobierno. La participación exige sus derechos, reclama transparencia, pide resultados y se involucra en el futuro de su país.
El concepto de sociedad civil en México sufre de trauma emocional histórico por la retórica de las estructuras de poder que buscaron reprimirla.
La memoria del 68 y las protestas estudiantiles fueron etiquetadas por el gobierno como “revoltosos de izquierda”. Las protestas territoriales y el levantamiento de armas en Chiapas convirtieron al EZLN en terrorista.
Los maestros en Oaxaca se volvieron “una bola de flojos que no trabajan” y en Atenco no vimos mas que “indios con machetes”.
Estas etiquetas existen en el lenguaje colectivo de la cultura mexicana. Vivimos atrapados en la dicotomía de la sumisión histórica: españoles dueños de indios y gobiernos dueños de gente. México tiene la gran oportunidad de reconocer que entre blanco y negro existe el gris.
La participación ciudadana activa, consciente, crítica y constructiva fortalece la democracia y le devuelve el poder al ciudadano. Es una gran oportunidad.
Si la resistencia civil pierde su carácter no violento pierde legitimidad y “autoriza” al gobierno a utilizar represión.
Es momento de probarle al mundo que “resistencia” y “oposición” en México no significan piedras y palos. Significa una sociedad civil consciente de su poder y con la creatividad y entereza necesaria para cumplir sus objetivos sin rebajarse al nivel de los que se oponen.
Más allá de la decisión del IFE, México tiene la oportunidad de reclamar su propio gobierno.
Eso vale más que cualquier conteo de actas.