Primero la estabilidad
La agencia Fitch considera que el país está encaminado hacia la consolidación fiscal. Sin embargo, el efecto de las políticas de austeridad es notorio: la economía mexicana registra signos evidentes de desaceleración
Lourdes GonzálezAl comienzo del tercer trimestre del año, la desaceleración económica se intensificó, lo que se convierte en un reto para cumplir con la expectativa de crecimiento de 2.1 por ciento proyectada por el consenso de analistas para el 2017.
Si a esto se suma que después del sismo del 19 de septiembre el consenso de analistas espera un impacto en la economía, entonces el panorama se torna más desafiante para la actividad económica mexicana.
Por ejemplo, Banco Base redujo el pronóstico de crecimiento para 2017 a 2.1 por ciento, en comparación al 2.3 por ciento anterior, como resultado del impacto del terremoto de la semana pasada.
Esta baja en la previsión de crecimiento para México es uno de los riesgos que anticipa la calificadora Fitch para las cuentas públicas del próximo año. El otro desafío para las perspectivas fiscales es que se debilite la producción de petróleo.
En un reporte, la agencia financiera explica que se espera una modesta expansión del producto interno bruto (PIB) de 2.4 por ciento para el 2018 y el 2019.
No obstante, dijo confiar en que el presupuesto público del gobierno federal para 2018 va a completar la consolidación fiscal quinquenal que inició en 2013.
La estabilidad macroeconómica ha sido uno de los ejes del gobierno federal y así lo confirmó el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, una de las figuras más representativas del denominado modelo neoliberal, quien sostuvo que no puede haber crecimiento sin estabilidad.
Al referirse a la disyuntiva entre crecimiento y estabilidad, precisó que no puede haber estabilidad sin finanzas públicas sanas.
La economía de México es 25 por ciento más grande que hace seis años, precisó la semana pasada en una de sus intervenciones públicas.
Débil tercer trimestre
En julio, el INEGI reportó que el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), que es una aproximación a un PIB mensual, registró un descenso mensual de 0.7 por ciento. La desaceleración del sector servicios explica parcialmente esta caída.
Un informe de Citibanamex sostiene que el crecimiento del tercer trimestre del año podría ser menos fuerte que lo anticipado, de modo que la tasa de expansión real pudiera ser inferior al pronóstico del 2 por ciento, ya que para alcanzar esa expectativa se tendría que promediar un crecimiento anualizado de 2.5 por ciento en agosto y septiembre.
El dato del IGAE confirmó lo que algunos analistas daban por anticipado, que en el segundo semestre del año se observaría un menor avance económico.
Para esto se combinaron dos elementos: por un lado, que la actividad agropecuaria creció 2.0 por ciento, lo cual no es un mal dato, pero inferior al nivel del 2016 cuando se ubicó en 3.6 por ciento.
El otro elemento que arrastró al IGAE y que despertó inquietud fue la pérdida de dinamismo del sector terciario, porque era visto como el verdadero motor económico.
El avance del sector servicios, que representa dos terceras partes del PIB fue de 2.4 por ciento, el dato más bajo desde junio de 2016.
Al respecto, Mariana Ramírez, analista de Banco Ve por Más, opinó que se había registrado una primera mitad del año bastante buena. Sin embargo, la actividad ha empezado a moderarse.
“Vemos que el crédito empieza a tener una tendencia de un crecimiento menor, estos elementos están llevando a que el dinamismo del sector servicios empiece a cambiar”, afirmó.
Por otro lado, los fenómenos naturales de septiembre que han impactado a diversos estados del país serán un elemento adicional de afectación para la actividad económica.
No obstante, la etapa de reconstrucción y de inyección de recursos públicos a través de esquemas como el Fonden y el Fanaden permitirán contrarrestar el impacto negativo en el PIB, lo que llevará a un desempeño económico de 1.8 por ciento en el segundo semestre de 2017, para promediar 2.1 por ciento en todo el 2017.
Por debajo del potencial
Paola Ramírez, analista de Banco Ve por Más, opinó que la economía nacional crece por debajo de su potencial de 3 por ciento.
Luego del triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, los economistas ajustaron los pronósticos de crecimiento a la baja, en alrededor de 1.7 por ciento. Sin embargo, la primera mitad del año fue bastante fuerte, con un avance promedio de 2.3 por ciento y causó sorpresa la resistencia de la economía a los embates externos.
“Estaríamos esperando una segunda mitad del año menos fuerte que la primera”, manifestó.
Esto se debe a la desaceleración del ingreso real de las familias en menor medida y a elementos que han mostrado ser riesgos para el consumo en mayor medida, como la moderación en el ritmo de crecimiento del crédito y del avance de las remesas.
El potencial de la economía es superior al crecimiento que se ha registrado en los últimos cuatro años porque podría crecer alrededor de 3 por ciento, con una tendencia de largo plazo.
“No lo hemos alcanzado porque hay elementos que no lo están permitiendo, pero aún así tenemos todas estas reformas como la energética que tiene el potencial para llevar a la economía a un mayor crecimiento”, agregó.
La actual administración prometió un crecimiento de hasta 5 por ciento hacia 2018, pero los choques externos como la caída del precio del petróleo han estancando el ritmo de expansión del PIB.
Paola Ramírez explicó que se necesita tiempo para que se materialicen los efectos positivos de estas reformas en la economía y que le permitan alcanzar su magnitud.
Las tasas de crecimiento del país no son las que quisiéramos ver de alrededor de 3 por ciento, manifestó.
Pero, aunque el contexto es retador, la economía sigue mostrando una expansión positiva.