Este martes un tribunal federal de apelaciones autorizó la adquisición de Time Warner por parte de AT&T, rechazando los argumentos del gobierno de Trump de que el acuerdo, valuado en 81 mil millones de dólares, perjudicaría a los consumidores y reduciría la competencia en el mercado de la televisión de paga.
La decisión del Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos, en Washington, que aprobó uno de los matrimonios mercantiles más grandes de la historia, reitera el fallo de la primavera pasada, cuando un juez federal lo aprobó.
La oposición a la fusión obligó al Departamento de Justicia a argumentar en contra de una doctrina legal permanente que favorece las fusiones entre compañías que no compiten directamente entre sí, lo que se conoce como una fusión vertical.
La demanda antimonopolio de EU contra AT&T, el mayor proveedor de televisión de paga de ese país, fue la primera en décadas, en la que el gobierno impugnó esa doctrina al demandar el bloqueo de una fusión vertical.
Los jueces de apelaciones dictaminaron que el juez de distrito Richard Leon tuvo razón al desestimar el argumento del gobierno de que la fusión perjudicaría a la competencia, limitaría las opciones y elevaría los precios de los consumidores para transmitir televisión y películas.
Los abogados antimonopolio del Departamento de Justicia también afirmaron que León malinterpretó las complejidades del mercado de televisión paga y la naturaleza de los competidores de AT&T.
La idea detrás de la fusión fue ayudar a AT&T, que afirma que cerca de 25 millones de los 90 millones de hogares estadounidenses que son clientes de TV paga, compiten mejor con los rivales ágiles nacidos en Internet como Netflix, YouTube y Hulu.
Poco después de cerrarse el acuerdo, AT&T lanzó WatchTV, un servicio de transmisión de 15 dólares por mes que ofrece más de 30 canales de televisión, incluidos los canales de Time Warner TNT y TBS (Turner Broadcasting).
AT&T ha afirmado que la fusión le ahorrará dinero en el contenido de Turner Broadcasting, lo que le permitirá reducir los cargos a sus clientes de DirecTV en al menos 78 millones de dólares al año.
El caso podría afectar el curso futuro de la regulación antimonopolio.
Cuando el acuerdo de AT & T-Time Warner se hizo público por primera vez en octubre de 2016, el entonces candidato Donald Trump prometió matarlo “porque es demasiada concentración de poder en manos de muy pocos”.
Trump se ha peleado públicamente con la CNN de Time Warner, calificándolo de “fallido” y un proveedor de “noticias falsas”. Las declaraciones del presidente no surgieron durante el juicio en el tribunal de distrito, aunque su antipatía surgió en el fondo.
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