Otro disparo en el pie
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump criticó el déficit comercial “masivo”, que su país mantiene con Alemania. Éste es el ejemplo más reciente de cómo la presidencia estadounidense se ha convertido en un ciclo que transita desde posturas favorables a su base política hacia posiciones que benefician el status quo y de vuelta.
Indigo Staff
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump criticó el déficit comercial “masivo”, que su país mantiene con Alemania. Éste es el ejemplo más reciente de cómo la presidencia estadounidense se ha convertido en un ciclo que transita desde posturas favorables a su base política hacia posiciones que benefician el status quo y de vuelta.
Recientemente, la administración estadounidense ha optado por actitudes y posiciones como la reinstalación del bloqueo a inmigrantes de ciertos países de mayoría musulmana, el retiro de Estados Unidos del acuerdo climático de París y una renovada crítica al sistema que rige al libre comercio global.
Todas estas decisiones son afines a los intereses de la base política de Trump, compuesta en su mayoría por la clase trabajadora de raza blanca, la cual según el economista Branko Milanovic, ha sido la más afectada por el proceso de globalización de las últimas tres décadas.
El consenso de analistas argumenta que esto representa un mal augurio para el futuro del libre comercio, particularmente para las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que iniciarán en la segunda mitad del año, y que se espera queden concluidas antes del proceso electoral mexicano de 2018, según Ildefonso Guajardo, secretario de Economía.
Aliando en escrutinio
El discurso del presidente estadounidense ha vuelto a poner al déficit comercial al centro de la discusión. Es verdad que el déficit de Estados Unidos con Alemania ascendió a 67 mil 800 millones de dólares en 2016. Sin embargo, esto obedece a variables macroeconómicas específicas, pero no a políticas comerciales concretas.
La teoría económica ortodoxa dicta que, a menos que Alemania reduzca sustancialmente su tasa de ahorro nacional, se mantendrá el status quo.
Por otra parte, si Estados Unidos impone medidas proteccionistas abocadas a reducir el déficit comercial con Alemania, esto generaría una ampliación del déficit comercial con otro país, que pudiera ser México, el tercer socio comercial de la economía estadounidense.
La retórica comercial que ha asumido el presidente Trump es peligrosa en el sentido de que miles de empleos en su país dependen de su integración con la industria automotriz alemana.
Aunque esta integración no alcanza la profundidad que se tiene con la industria automotriz de la región del TLCAN, pone de relieve que la administración de Trump está dispuesta a pagar altos costos con la finalidad de empujar su agenda de nacionalismo económico.
Además, el asunto toma relevancia no sólo en la antesala de las negociaciones del TLCAN, la base del desarrollo mexicano de las últimas dos décadas, sino que ocurre en un momento políticamente frágil para los aliados de México en la Casa Blanca. Jared Kushner, asesor de la presidencia y yerno de Donald Trump, se encuentra bajo un intenso escrutinio mediático que podría convertirse en escrutinio judicial si se confirma que mantuvo contactos indebidos con funcionarios o empresarios rusos.
La inhabilitación de Kushner implicaría la pérdida de un motor del TLCAN al interior de la Casa Blanca. Para nadie es secreto que el canciller mexicano, Luis Videgaray mantiene una estrecha relación con él, como lo ha consignado ampliamente la prensa mexicana y estadounidense.
Lo que Trump ignoró
El presidente de Estados Unidos usó su red social preferida para quejarse del déficit comercial de su país con Alemania; pero no tomó en cuenta que esta nación es de las mayores compradoras de servicios y bienes estadounidenses.
“Tenemos un masivo déficit comercial con Alemania, además paga mucho menos de lo que debería por la OTAN y (la alianza) militar. Es muy malo para Estados Unidos. Esto cambiará”, escribió en twitter, la semana pasada.
Al cierre de 2016, el déficit comercial de Estados Unidos con Alemania ascendió a 67 mil 800 millones de dólares, siendo el segundo más grande del mundo.
El déficit comercial entre China y Estados Unidos fue de 310 mil millones de dólares.
En la relación comercial con Alemania destaca que este país compró 80 mil 400 millones de dólares en servicios y bienes estadounidenses en 2016, unas cifra superior a lo que adquirió cualquier otro país europeo fuera del Reino Unido.
La brecha comercial no tiene como responsable un acuerdo de libre comercio o los bajos salarios, como ha acusado Donald Trump al déficit comercial con México.
El salario promedio anual en Alemania era de casi 50 mil dólares en 2015, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En el caso de Alemania, el desequilibrio comercial se debe, en su mayoría a la debilidad del euro; una divisa débil hace que los bienes que exporta un país sean menos costosos, y por eso más competitivos en el mercado global. En contraparte, una divisa fuerte, como el dólar, hace que los bienes sean más costosos.
Al respecto, el principal asesor de la Casa Blanca, Gary Cohn rechazó la idea de que Trump tenía un problema específico con la política comercial de Alemania, a pesar de sus afirmaciones en twitter.
“Él dijo que son muy malos en el comercio, pero él no tiene un problema con Alemania”, reveló Cohn a reporteros, en su reciente viaje con el presidente estadounidense al extranjero.
La crítica del presidente estadounidense contra Alemania generó señalamientos en Carolina del Sur, donde operan 160 empresas alemanas, y donde Alemania ha invertido 4.6 mil millones de dólares entre 2011 y 2016, lo que ha permitido crear más de 10 mil nuevos empleos, según un reporte de The New York Times.
La mayor inquietud en los estados como Carolina del Sur radica en que Trump ha generado dudas e inestabilidad en compañías extranjeras, que evalúan reubicarse.