La tendencia alcista del mercado petrolero, que ha llevado al barril de referencia internacional Brent a un precio de 58.81 dólares, podría ser el primer síntoma de que “la nueva normalidad de bajos precios”, concepto acuñado por analistas de la industria luego del colapso del mercado en el 2014, estaría llegando a su fin.
Durante meses, el precio del petróleo se mantuvo en el rango de los 45 a los 55 dólares y ahora que se ha roto este techo emergen las voces que sostienen que el Brent se encamina a superar la barrera de los 60 dólares.
Ed Morse, el jefe global de materias primas de Citi, sostuvo en una entrevista que el mercado petrolero podría enfrentar una brecha de oferta a principios de 2018, lo que implicaría un empuje adicional para los precios del crudo.
Morse, quien es referido como una de las voces más influyentes de la industria, explica que hay cinco miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que están produciendo a su máxima capacidad.
Explica que esto significa que la inversión en exploración y desarrollo de proyectos ha caído, lo que se traducirá en una menor oferta petrolera que se volverá evidente en los primeros meses del siguiente año. El hecho de que Nigeria, Libia, Venezuela, Irán e Irak estén cerca de abandonar su pico de producción petrolera se suma a los esfuerzos de la OPEP y de Rusia para implementar un recorte coordinado a la producción para llevar al mercado hacia un precio de equilibrio más elevado.
Además, existen factores coyunturales que podrían exacerbar el fenómeno de brecha de oferta expuesto por Morse. En Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan anunció que bloqueará los embarques de petróleo de la región predominantemente kurda del país. El bloque evitará la entrada al mercado de alrededor de 700 mil barriles de petróleo diarios.
Los mercados han tomado nota: en el último mes, el precio del barril Brent ha crecido 11.48 por ciento. Esto refuerza las proyecciones del consenso de analistas de que el valor del crudo retornará gradualmente hacia un nivel de 100 dólares por barril en el 2030.
Los eventos recientes marcan un punto y aparte respecto a la normalidad del mercado posterior al colapso del 2014: intentos más o menos eficientes de recortes a la producción de parte de la OPEP conjugados con variaciones bruscas y respuestas rápidas en la producción de petróleo shale en Estados Unidos.
Otros factores que apoyan la tendencia alcista se atribuye a un aumento de la demanda de China y factores geopolíticos.
El petróleo y las finanzas públicas
La recuperación del precio del petróleo le vendría bien a las finanzas públicas mexicanas, cuya resiliencia ha estado a prueba desde el 2014, cuando el gobierno impulsó un ambicioso programa de austeridad fiscal.
Si bien, la economía mexicana y el presupuesto federal han dejado de depender de la actividad petrolera, la cifra de los ingresos derivados del crudo aún es significativa, particularmente en un momento en el que el presupuesto tiene que ser rediseñado para financiar la reconstrucción de las zonas dañadas por los sismos.
En el 2016, las exportaciones petroleras fueron de 18.8 mil millones de dólares; una cifra que equivale a casi 50 veces el financiamiento que recibirán los partidos políticos para sus campañas en el 2018, cuando se elegirá presidente del país.