Resistencia al cambio fiscal por desconfianza al proceso

Con el objetivo de incrementar la base de contribuyentes, el SAT propone cambios en sus regímenes fiscales que prometen una simplificación del cumplimiento de obligaciones, pero hay poca confianza en este proceso
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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Aunque el objetivo por parte de la autoridad fiscal es hacer más fácil el pago de impuestos e incluso menos oneroso, la respuesta inmediata a los cambios que plantea el Servicio de Administración Tributaria (SAT) para 2022 es de rechazo.

En una encuesta en redes sociales desde la cuenta de Reporte Índigo en torno a las modificaciones que se pretenden hacer en la Miscelánea Fiscal 2022 para incrementar la base de contribuyentes, 78 por ciento de las personas que contestaron afirmaron que éstos únicamente afectarían a la clase media trabajadora.

Entre los cambios incluidos más significativos está la creación del Régimen Simplificado de Confianza en el que se tendrán que integrar las personas físicas con actividad empresarial que actualmente ascienden a 12.5 millones de contribuyentes.

2.5
por ciento será la tasa impositiva para los contribuyentes que se integren al Régimen Simplificado de Confianza y ganen menos de 3.5 millones de pesos

La modificación se enfocaría en los contribuyentes que están integrados en el Régimen de Incorporación Fiscal (RIF), Régimen con actividades agrícolas, ganaderas pesqueras, silvícolas o pesqueras, Régimen con Actividades Empresariales y Régimen de Arrendamiento con ingresos menores a 3.5 millones de pesos anuales.

Pero también se busca integrar a las personas que trabajan en el sector informal de la economía “al ofrecer tasas de tributación bajas”.

Con la creación de este nuevo Régimen se exime a las personas de llevar contabilidad prevista para las personas físicas con actividad empresarial y profesional que no rebasen ganancias por dos millones de pesos.

Este nuevo régimen prevé tasas impositivas mínimas que se aplicarán de manera progresiva tomando en cuenta los ingresos de los contribuyentes. Así, para quienes reciban ingresos anuales no mayores a 300 mil pesos podría aplicar una tasa de uno por ciento y para quienes obtengan hasta tres millones 500 mil pesos se aplicaría una tasa de 2.5 por ciento.

“La tasa normal de Impuesto Sobre la Renta es un 35 por ciento por los diferentes tipos de impuestos, entonces imaginemos que una persona con ingresos de tres millones y medio sin ninguna deducción con la tabla de la ley le sale más de un millón de pesos a pagar, con este Régimen de confianza pagaría 87 mil pesos, es una gran diferencia. La idea es invitar a todo mundo que se integre a este régimen, sobre todo a las que no querían pagar o se les hacía complicado”, explica Elio Zurita Morales, integrante de la comisión técnica de investigación fiscal del Colegio de Contadores Públicos de México.

Bajo el supuesto de que con este nuevo régimen no se requerirá cumplir con la presentación de declaraciones informativas, de retenciones, de operaciones con proveedores, provisionales y la declaración anual, así como llevar y conservar contabilidad para algunos contribuyentes no será necesario contratar servicios de contadores o gestores para apoyarlos en el cumplimiento de sus obligaciones expone la iniciativa de reforma.

Para cumplir con sus obligaciones los contribuyentes tendrán que inscribir o actualizar su Registro Federal de Contribuyentes, generar su firma electrónica avanzada y activar su buzón tributario, expedir y solicitar facturas a través del portal del SAT en donde ya se encontrará su información precargada, generar la línea de captura y realizar el pago correspondiente.

Reedición de regímen fiscal

La iniciativa de las autoridades fiscales para evolucionar al Régimen Simplificado de Confianza forma parte de los “modelos de atracción fiscal” que se repiten casi cada sexenio, explica la doctora Artemisa Montes, especialista de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.

“Lo que estamos viendo es en realidad es una reedición de lo que vemos todos los sexenios, que es en virtud de que la economía mexicana tiene dos características principales: su increíble desigualdad y alto nivel de informalidad, prácticamente el 80 por ciento de las actividades económicas son informales entonces siempre hay esta tentación de ampliar la base fiscal de quienes realizan estas actividades económicas que, al estar en el sector informal no se pueden grabar”, explica la especialista.

En 1998 se creó el Regimen de Pequeños Contribuyentes (Repecos) mismo que fue sustituido por el Régimen de Incorporación Fiscal (RIF) y este se cambiará por el Régimen Simplificado de Confianza.

“Esto viene de la necesidad del gobierno de aumentar la recaudación, sobre todo por la política social tan agresiva que tiene el gobierno y que en un principio se pensó que se iba a poder cubrir con los ahorros del gobierno quitando una serie de privilegios de los funcionarios… el presidente (además) hizo la promesa de no hacer reforma fiscal, eso pone en serios aprietos a las autoridades hacendarias”
Artemisa Montes Especialista de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle

La especialista además advierte que pese a estas modificaciones, la Reforma Fiscal sigue pendiente, un tema que esta y anteriores administraciones han tratado de evadir, pero que abonan al problema creciente de desigualdad en el país.

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