Tras crecer sólo 1.1 por ciento en 2013 y 2.1 en 2014, México busca evitar un tercer año de decepción en su desempeño económico.
Y a pesar de que el país no está solo en sus problemas, muchos de los cuales tienen que ver con un entorno externo difícil, aún hay mucho que puede hacerse para mejorar su competitividad y crecimiento de largo plazo.
Esto es lo que muestra el índice de competitividad elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
En su más reciente edición, México ocupa la posición 61 de 144 países. En comparación, en 2013 el país se encontraba en el lugar 55 de las economías evaluadas.
La caída mexicana es atribuida al deterioro en la percepción del funcionamiento de sus instituciones y a la mala calidad de su sistema de educación superior.
Además, aunque el WEF destaca la calidad e importancia de las reformas estructurales emprendidas por el actual Gobierno, señala que los beneficios de éstas aún no se materializan, por lo que cuidar su implementación sigue siendo algo crucial.
Si México quiere brillar por otra cosa que no sea su estabilidad macroeconómica y el tamaño de su mercado interno (la segunda mayor economía de Latinoamérica, detrás de Brasil), no puede desatender su perfil de competitividad. De lo contrario, el país se arriesga a más caídas en el listado y más años decepcionantes.