Alfonso Romo es la pieza central del rompecabezas. Su visión entre el mundo de los negocios y la política lo ha convertido en la cara y la voz del presidente Andrés Manuel López Obrador frente a los empresarios.
Sin embargo, no ha sido el único rol que ha desempeñado; previo a su llegada a Palacio Nacional, el Ingeniero Agrónomo asumió el papel de apagafuegos cuando el sector privado y el entonces candidato a la presidencia provocaron un incendio por sus diferencias en temas álgidos como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
Ahora, con su nombramiento al frente del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico, deberá poner a toda velocidad la maquinaria para mantener a México como un país atractivo para los inversionistas nacionales y extranjeros.
Aunque el anuncio fue bien recibido por la cúpula empresarial, los retos a los que se enfrenta el Jefe de la Oficina de la Presidencia son garantizar el Estado de Derecho, mantener la confianza en el país y conservar el grado de inversión de la deuda soberana del país.
Alejandro Desfassiaux, quien fue invitado por Alfonso Romo a integrarse al Consejo, comparte que no está de acuerdo con todas las decisiones que se han tomado en materia de seguridad, no sólo en lo que va de este sexenio, también en los anteriores, ya que el asunto siempre se trata de manera incompleta.
No obstante, se muestra confiado sobre los futuros movimientos que dará el empresario regiomontano respaldado por los hombres de negocios.
“La creación de este Consejo tiene como objetivo acercarse a los empresarios y Alfonso Romo tiene la habilidad de entender las necesidades del sector privado, además es consciente de que si no se trabaja con todos, el país no va a llegar a ningún lado”, asegura el también autor del libro Cómo poner un alto a la inseguridad en México.
Mejorar la credibilidad
La inversión privada juega un papel crucial en el desarrollo económico. Pero en los últimos años ha sufrido una contracción derivada de varios factores relacionados con los problemas de incertidumbre política interna, inseguridad pública, comercio exterior y la falta de Estado de Derecho en territorio nacional.
Ernesto O’Farrill, presidente de Bursamétrica, hace hincapié en la necesidad de mejorar la credibilidad de México frente a los ojos de los inversionistas, ya que sólo de esta forma Alfonso Romo podrá cumplir con la consigna presidencial de hacer que la economía mexicana crezca de 2 a 4 por ciento de manera anual.
“Su nombramiento fue un movimiento inteligente a nivel político porque ocurrieron cosas el año pasado que alejaron a los empresarios del actual gobierno y este Consejo podría hacer que ambos trabajen juntos de nuevo”.