Después de 15 años, el turbulento tango de la deuda argentina está llegando a su fin.
El gobierno del presidente argentino Mauricio Macri acordó pagar 4 mil 650 millones de dólares en efectivo a los cuatro acreedores que se han opuesto a su reestructuración de deuda, abriendo camino para que la tercera mayor economía de Latinoamérica recupere su acceso a los mercados internacionales de capital.
El pago representa el 75 por ciento del valor total del principal e intereses de los bonos en manos de los acreedores (llamados holdouts en inglés) que se habían opuesto a las reestructuraciones de deuda realizadas en 2005 y 2010, en las cuales se impusieron pérdidas de alrededor de 70 por ciento para los tenedores de bonos que accedieron a los términos.
Los holdouts restantes, liderados por la firma Elliott Management del multimillonario Paul Singer, se unen mediante este acuerdo a otros tenedores de bonos que en el último mes accedieron a un pago de más de 3.3 mil millones de dólares para resolver su conflicto con Argentina.
Daniel Pollack, el mediador de la disputa impuesto por la corte, dijo en un comunicado que Singer “fue un negociador duro pero justo”, y que el “cambio de rumbo de (los oficiales Argentinos) fue nada menos que heroico”.
La decisión, que ahora tiene que ser aprobada por el Congreso argentino, representa una victoria para Macri.
Desde que tomó protesta en diciembre del año pasado, el nuevo gobierno ha dado marcha atrás a las políticas y retórica de la anterior presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien se refería a los holdouts como “fondos buitres”.
Vuelta a los mercados
Argentina no ha podido acceder a los mercados internacionales de capital desde que permitió que su deuda de 95 mil millones de dólares cayera en incumplimiento de pagos en 2001, una situación que se vio agravada cuando su disputa con los holdouts la orilló a un default técnico en 2014.
Macri busca recuperar esta fuente de inversión para impulsar a la economía de su país y las reservas internacionales de su gobierno, las cuales cayeron a su punto más bajo en los últimos nueve años en diciembre del año pasado.
El cambio de negociación de Macri con los holdouts acompaña otras medidas, incluyendo una devaluación del peso y la eliminación de controles de capital, diseñadas para normalizar la economía argentina tras años de estancamiento y alta inflación.
“El litigio y la falta de acceso al capital internacional ha tenido un efecto esclerótico sobre (Argentina) por años, pero el país se enfrentaba a un verdadero estrujón financiero este año. (…) Aún hay mucho que Argentina tiene que hacer para volver a los fundamentos económicos correctos, pero éste es un gran paso en la dirección correcta”, dijo Brett Diment, director de deuda emergente en Aberdeen Asset Management, en entrevista con el diario Financial Times.