Se profundiza brecha en la inclusión financiera por COVID

Otro de los costos de la pandemia por COVID-19 en el país fue el poco avance en materia de inclusión financiera en los mexicanos, pero sobre todo las marcadas diferencias que hay entre mujeres y hombres al tener uno o más de estos productos
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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Entre 2018 y 2021 -tres años que estuvieron cruzados por la pandemia de COVID-19, una crisis económica y otra laboral- la inclusión financiera de los mexicanos a productos formales retrocedió ligeramente y las brechas entre hombres y mujeres en esta materia se profundizaron.

Hasta el año pasado 56.7 millones de personas contaban con un producto financiero, ya sea cuenta de ahorro formal, crédito, seguros o Afore. Esta cifra representa 67.8 por ciento de la población total de entre 18 a 70 años y 0.5 por ciento menos de los contabilizados en 2018, según se observa en los resultados de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021 presentados ayer.

Al medir la inclusión financiera por género, la encuesta de 2021 reveló un cambio significativo en comparación con la realizada en 2018, en ese año 65.2 por ciento de las mujeres de entre 18 y 70 años contaban con al menos un producto financiero, frente a 71.8 por ciento de la población masculina.

Tres años después, la brecha de género pasó de medirse de 6.6 a 9.4 puntos porcentuales, toda vez que en el 2021 se registró que 61.9 por ciento de las mujeres contaban con al menos un producto financiero y en el caso de los hombres el porcentaje escaló hasta 74.3 por ciento.

Esta brecha de género en materia financiera, aunque se trata de un problema estructural, se amplió en 2021 debido al impacto que generó la pandemia de COVID-19 sobre las mujeres, reconoció Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda y Crédito Público, durante la presentación de los resultados de la encuesta que se elabora cada tres años.

“El reto que no hemos podido abordar es cerrar las brechas de género, por eso estos resultados nos indican que tenemos que incluir estas brechas en las decisiones de política pública y el diseño de productos de estrategias de negocios del sector e impactar a la población que buscamos impactar”, detalló el funcionario.

En 2020, el año de “El Gran Confinamiento”, las labores domésticas y de cuidados en el hogar tuvieron una mayor participación en la economía debido al aumento de tiempo que los mexicanos pasaron concentrados en su hogar y estas actividades fueron desempeñadas en mayor medida por mujeres un fenómeno que se relaciona con menor índice de retorno a sus empleos cuando se empezó a recuperar el mercado laboral.

Hasta marzo de 2022, 75.2 por ciento de la población masculina de 15 años o más participaba en la fuerza laboral del país, frente al 44.2 por ciento de las mujeres, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

Al desagregar la información por producto financiero, la encuesta revela que en herramientas de ahorro formal hay una diferencia de 13.8 puntos porcentuales entre hombres y mujeres, en créditos de 2.1 puntos porcentuales, en el caso de la tenencia de seguros la diferencia es de 9.7 por ciento, y para las Afores la brecha se dispara hasta 18.1 puntos.

“Aquí las brechas son más amplias entre hombres y mujeres porque tiene que ver mucho con la parte laboral de la mujer y en segundo lugar con la formalidad de las personas en este ámbito”
Edgar Vielma OrozcoDirector general de Estadísticas Sociodemográficas del INEGI

Pero las diferencias de integración financiera entre hombres y mujeres no son las únicas que se destacan en los resultados de la ENIF, porque cuando se trata de productos financieros, el mapa mexicano obtiene resultados muy dispares entre el norte, centro y sur del país.

En el noreste del país 77 por ciento de su población cuenta con un producto financiero, frente al 74.2 por ciento en la Ciudad de México, 69.3 por ciento en el Occidente y Bajío y en los estados del Sur hay un acceso de su población al sistema financiero que asciende a 60.1 por ciento.

Efectivo sigue dominando

Otro de los resultados que llamó la atención de la ENIF fue la persistencia en el uso de efectivo entre los mexicanos.

En pleno 2022 y pese al avance de medios de pago digitales gracias a la pandemia por COVID-19, el 90.1 por ciento de la población de 18 a 70 años utilizó efectivo para realizar compras de 500 pesos o menos, en tanto que en las compras superiores a esa cantidad se utilizó el mismo medio en hasta 78.7 por ciento de la población.

En las compras menores a 500 pesos 6.2 por ciento de la población utilizó tarjeta de débito, 1.2 por ciento crédito y 2.1 por ciento otro tipo de medio de pago.

Cabe destacar que además de la integración de productos adecuados y dirigidos para sectores que tradicionalmente han sido excluidos del sistema financiero, las autoridades del país apuntan hacia la educación en esta materia desde la enseñanza básica.

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