¿A dónde van los autos que no se venden?
Las finanzas de las compañías del sector se deterioran por los vehículos que no se venden y terminan en estacionamientos permanentes alrededor del mundo
Viviana BranLos cementerios de autos nuevos necesitarán de más espacio, luego de que la producción y venta del sector automotriz en todo el mundo se desaceleró de manera considerable en los últimos cinco años.
Cuando las compañías automotrices no venden la cantidad de automóviles que tenían previstos, es común que terminen abaratándolos en las agencias, rematados en los establecimientos de seminuevos, y en el peor de los casos, en pistas abandonadas y estacionamientos del mundo, a lado de otros miles que también fueron imposibles de ofertar al mercado.
Con el paso del tiempo, a pesar de que los autos ahí varados están en buenas condiciones y hechos del mismo material de los que de manera común se ven en las calles, todos están destinados a permanecer bajo los rayos del sol para nunca ser usados.
También, la pista de pruebas de Nissan en Sunderland, Reino Unido, el puerto de Valencia en España, la pista en desuso Bicester, Oxfordshire, en Upper Heyford y Royal Portbury, Avonmouth, cerca de Bristol, Reino Unido.
En 2018, la producción mundial de automóviles la encabezó China con más de 25 millones de vehículos, luego Estados Unidos con más de 10 millones y Japón con más de nueve, de acuerdo con información de Datosmacro. Algunos especialistas aseguran que esta cantidad de automóviles generados por año no siempre se venden, por lo que las unidades que se quedan son evaluadas y repartidas según su utilidad.
Pedro Tello Villagrán, analista de temas económicos y financieros, asegura que el sector automotriz al igual que la electrónica, para mantenerse dentro de la preferencia y consumo del público, dependen de la innovación, el diseño y la moda, pues si estas directrices no cumplen con una estrategia de comercialización adecuada, todos los productos que salgan al mercado y carezcan de estos elementos estarán destinados al fracaso.
“La acumulación de inventario se ha dado en momentos de grandes crisis económicas, como la que se vivió en México en 1994, cuando las compañías automotrices confiscaron los vehículos a crédito de miles de familias que no tuvieron la posibilidad de pagarlos.
Con frecuencia estos autos son los que terminan en estacionamientos enormes, algunos alcanzan a ser rematados a intermediarios o a consumidores finales”, detalla Villagrán.
Meter reversa en el sector automotriz
México tiene la fortuna de no enfrentarse más al problema de los autos nuevos en lotes o estacionamientos, pues el sector automotriz tiene claro el objetivo de ensamblar para exportar e importar para vender.
El territorio mexicano se ha consolidado como uno de los principales productores de autos a nivel mundial, atrás de China, Estados Unidos, Japón, India y Alemania.
A pesar del posicionamiento y la historia de éxito que presenta el país, la venta de autos está en picada, situación que no se veía desde 2009. En septiembre, las ventas de automóviles nuevos en México se hundieron 12.1 por ciento, cifra que equivale a 100 mil 734 unidades.
Además, a esta se le ligaron 27 meses más de retrocesos, a excepción de enero, el único mes que tuvo ventas al alza, de acuerdo con un reporte de ventas divulgado por el Inegi, en conjunto con la Asociación Nacional de Distribuidores A utomotores (AMDA).
Las compañías automotrices que resultaron más afectadas en sus ventas durante los primeros nueve meses del año son Hyundai; Honda; Nissan; Ford, y FCA México. Otras como Suzuki; Renault; Mitsubishi; Peugeot; SEAT,; Volkswagen y General Motors, también presentaron pérdidas considerables, pero se mantienen en la cuerda floja.
Para Pedro Tello Villagrán, la disminución en la venta de autos se debe a que la competencia entre compañías aumentó de manera considerable en los últimos años, además los consumidores de vehículos en México se han detenido a comprar ante la incertidumbre económica por la que atraviesa el país.
“En este momento, la mayor parte de los mexicanos desconoce si el empleo que tiene es estable, su sueldo no está garantizado y esto imposibilita la opción de adquirir un auto. Ante este problema, las empresas también decidieron reducir sus flotillas de autos y las prestaciones de sus ejecutivos para sobrellevar este panorama de inestabilidad”.