Los mexicanos son un motor importante para la economía de Estados Unidos. Tienen un rol fundamental no sólo en la fuerza laboral, también juegan un papel clave en el desarrollo social de la nación más poderosa del mundo.
“Nuestros compatriotas son una pieza clave en la Unión Americana, están esparcidos en todo el territorio y le dan a ese país un valor especial que no es cualquier cosa”, dice Raymundo Tenorio, analista económico del Tecnológico de Monterrey.
Sin embargo, esta población sufre discriminación y poca aceptación en el país del norte, a pesar de que aporta 11 por ciento a su Producto Interno Bruto (PIB).
La situación se agravó con la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca, pues su retórica anti-mexicana hizo más grande una grieta que se formó desde años atrás.
En junio de 2014, Barack Obama pidió a los migrantes mexicanos y centroamericanos no enviar a sus hijos solos o mediante contrabandistas. “No manden a sus hijos a la frontera”, fue la declaración del 44º presidente de Estados Unidos.
Si los connacionales se ausentaran un día, la actividad económica del país al otro lado de la frontera norte se vería afectada, debido a que poco más de 16 millones de trabajadores se desempeñan en 15 sectores clave, de acuerdo con datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (U.S. Bureau of Labor Statistics, por su nombre en inglés).
Según las estimaciones del especialista, el ingreso que se traduce en consumo y envío de remesas genera una derrama económica para Estados Unidos cercana a los 420 mil millones de dólares de manera anual.
A pesar de que este segmento de la población contribuye con una tercera parte de la riqueza, la mayoría de ellos no cuenta con acceso a la seguridad social ni a programas de asistencia pública. Para conseguir un trabajo en la economía necesitan contar con un número especial y el 25 por ciento de los migrantes son indocumentados, por lo tanto, utilizan una clave que no les autoriza trabajar, es falso o es de otra persona, según el anuario estadístico del Servicio de Inmigración y Naturalización.
Grupo Coppan explica en un análisis que el patrón envía las aportaciones de los trabajadores a la Administración del Seguro Social (SSA, por sus siglas en inglés) utilizando estos registros a sabiendas de las irregularidades de sus trabajadores.
Acto siguiente, el organismo recibe las contribuciones consciente de que millones de mexicanos nunca podrán obtener un beneficio por su calidad de indocumentados.
Estimaciones del grupo revelan que el impacto neto de los migrantes irregulares que son parte del sector formal en las finanzas del SSA es cercano a los 12 mil millones de dólares anuales.
Al respecto, el analista del Tecnológico de Monterrey comparte que esta situación no sólo daña su integridad física y emocional.
“Al no tener acceso a los mínimos servicios de bienestar, su esperanza de vida se reduce porque son más propensos a enfermedades degenerativas”, agrega el también cofundador del Centro de Estudios Interdisciplinarios y Prospectiva (CEIP).
Apuesta por la innovación
Durante su campaña, el presidente Trump amenazó con deportar a tres millones de trabajadores ilegales, aunque la sentencia se enfocó más hacia el grupo de los mexicanos dado que son mayoría.
En el hipotético caso de que el republicano expulsara a todos los trabajadores connacionales, el impacto en su PIB nacional sería de 10 por ciento, equivalente a más de mil 500 millones de dólares anuales, según diversas organizaciones.
Para Juan Luis Hernández, socio fundador de Novus Concilium, el discurso de odio del mandatario no ha tenido un impacto negativo en el interés hacia México.
“El área de oportunidad que hay en el territorio mexicano es muy grande y a los inversionistas les interesa explorar otros mercados, sobre todo, donde hay talento, expone Hernández, del despacho de abogados especializado en empresas tecnológicas.
Uno de los mitos sobre los migrantes connacionales es que les roban las oportunidades de empleo a los estadounidenses, pero cifras de la Oficina de Estadísticas muestran que los grandes periodos de migración han coincidido con los de mayor crecimiento económico al otro lado de la frontera norte.
Aunque la construcción y la agricultura son los principales sectores donde se desempeñan los originarios de México, Juan Luis Hernández, comparte que con el paso de los años más paisanos han comenzado a mirar hacia otras industrias diferentes a las tradicionales.
“La migración hacia Estados Unidos es más compleja de lo que pensamos, no podemos generalizar y decir que son personas sin documentos. Hay miles de mexicanos que también trabajan en empresas tecnológicas porque cuentan con las capacidades para hacerlo”.