Bulgaria sufrió una breve crisis bancaria la semana pasada a raíz de un rumor en redes sociales que advertía retirar los ahorros de los bancos.
Grandes sumas de dinero fueron retiradas del cuarto banco más grande de Bulgaria, el Banco Corporativo comercial (KTB).
El retiro fue equivalente al 20 por ciento de los activos de la institución.
Las autoridades intervinieron mediante la nacionalización del banco y la congelación de todas sus operaciones.
Dos días después, el pánico se propagó al tercer banco más grande de Bulgaria, el Primer Banco de Inversión (FIB). En cuestión de horas fueron retirados más de 800 millones de levs (moneda búlgara), equivalentes a cerca de 550 millones de dólares.
La situación obligó al Banco Central a tomar medidas, así como a la aprobación de una línea de crédito de mil 700 millones de euros por parte de la Comisión Europea.
Esto con el fin de calmar el pánico entre los agentes económicos y el aseguramiento de la liquidez en el sistema financiero.
El diario Financial Times reporta que los búlgaros han estado moviendo su dinero de bancos nacionales a bancos extranjeros.
Además, citan a un banquero anónimo que asegura que existe un gran intercambio de levs por euros en el mercado de divisas.
Rumor vuelto realidad
La Comisión Europea confirmó el diagnóstico que había hecho el Fondo Monetario Internacional el mes pasado: el sistema bancario búlgaro se encuentra fuertemente capitalizado y presenta altos niveles de liquidez en comparación con el resto de los países europeos.
Dada esta cualidad, el hecho de que un rumor haya provocado un clima de pánico generalizado en un país con un sistema bancario fuerte levanta dudas respecto a la salud del sistema financiero europeo.
El mensaje fue enviado a través de correo electrónico, mensajes de Facebook y mensajes SMS. La nota se volvió viral.
De acuerdo a la Agencia de Seguridad Nacional de Bulgaria, el mensaje estaba firmado por una supuesta firma de inversión y llevaba el título “Boletín informativo de los riesgos de los depósitos en bancos búlgaros”.
En él se aseguraba que KTB estaba bajo presiones de quiebra por liquidez y que el mecanismo del gobierno que asegura los depósitos de los cuentahabientes se encontraba descapitalizado.
El gobierno calificó el incidente como un intento por desestabilizar al estado búlgaro mediante un ataque organizado a los bancos nacionales.
Standard and Poor’s rebajó la calificación de deuda soberana de Bulgaria a BBB negativo citando inestabilidad política como principal argumento.