Suben las apuestas
Hoy más que nunca, las negociaciones del TLCAN están en riesgo de colapsar. La prensa americana reporta que el USTR exigirá una regla de contenido estadounidense del 50 por ciento para las exportaciones mexicanas y canadienses
Rodrigo CarbajalEn México y en Estados Unidos se ha vuelto generalizada la sensación de que las conversaciones para reconfigurar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) están al borde del colapso.
El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, utilizó el término de “guerra proteccionista” para describir el viraje reciente de la administración de Donald Trump hacia una postura abiertamente hostil en la renegociación.
John Murphy, vicepresidente de política internacional de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, dijo que existe una preocupación creciente respecto al estado de las negociaciones: “Vemos estas propuestas (de la administración de Donald Trump) como altamente peligrosas, que incluso pudieran ser lo suficientemente significativas como para que la comunidad empresarial y agrícola se opongan al acuerdo”.
Se trata de un posicionamiento de la mayor asociación empresarial en Estados Unidos, referida como uno de los grupos de interés de mayor alcance e influencia en Washington.
¿Boicot a las negociaciones?
Las declaraciones de Murphy hacen eco en las filtraciones de funcionarios mexicanos y canadienses de la semana pasada, en las que se advirtió que Estados Unidos pretende plantear demandas tan extremas, inaceptables para México y Canadá, que obligarían a una ruptura del TLCAN.
Murphy advierte que la exigencia estadounidense de implementar una cláusula de revisión del Tratado cada cinco años, de impedir el acceso de firmas mexicanas y canadienses a las licitaciones públicas de Estados Unidos y de pedir niveles radicales para las reglas de origen está boicoteando las negociaciones.
De acuerdo a la publicación especializada Inside Trade, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) contempla una propuesta para elevar el contenido regional de las reglas de origen del sector automotriz y de autopartes de 62.5 por ciento a 85 por ciento. Asimismo, se plantearía una regla adicional de 50 por ciento para contenido específico de Estados Unidos. Esto significa que para que un producto de exportación mexicano tenga acceso libre de arancel al mercado estadounidense, al menos la mitad de los componentes del producto deben ser importados desde Estados Unidos.
La propuesta toca una fibra profunda de las cadenas de valor en América del Norte. El nivel actual de las reglas de origen es referido como un bastión de la competitividad del sector automotriz, el sector más representativo del TLCAN.
México ha sido particularmente reticente a aceptar algún cambio en este rubro y ha dicho que es inaceptable aceptar reglas de contenido para países específicos. Guajardo argumenta que una medida de esta naturaleza no tiene precedente alguno en los tratados internacionales de libre comercio.
El secretario de Economía también dijo que Estados Unidos está tratando de imponer restricciones a las compañías que hacen negocios con empresas paraestatales.
Esto significaría una contradicción al marco legal de la reforma energética, la cual ha sido ampliamente aplaudida por Washington. “Imagina lo que van a pensar Exxon y todos los que han apostado por la reforma y han establecido inversiones conjuntas (con Pemex)”, aseguró Guajardo en una entrevista referida por la agencia Reuters.
TLCAN: entre la vida y la muerte
La línea dura asumida por la administración de Donald Trump alimenta un clima de miedo e incertidumbre de cara a la cuarta ronda de negociación del TLCAN, que se llevará a cabo esta semana en Washington.
Robert Zoellick, quien fungió como representante comercial de Estados Unidos durante la administración de George W. Bush, dijo a la agencia Bloomberg que existe al menos un 50 por ciento de probabilidad de que el presidente Trump ordene la salida de Estados Unidos del TLCAN. El también expresidente del Banco Mundial explica que Trump cumpliría su promesa porque es muy difícil que pueda cumplir con la expectativa generada de reducir el déficit comercial de Estados Unidos.
Esta variable, como lo han repetido hasta el cansancio los economistas, depende de las políticas macroeconómicas (y su incidencia en el nivel de ahorro nacional) y no en los cambios bilaterales o multilaterales de la política comercial.
La tesis de Zoellick explicaría por qué la administración de Trump pretende ser tan radical en el tema de las reglas de origen del sector automotriz, el rubro que compone prácticamente la totalidad del déficit comercial de Estados Unidos con México.
El riesgo de una disrupción del TLCAN es real. La retórica proteccionista del discurso de Trump se ha transformado en propuestas de negociación concretas. Se ha llegado a tal grado que el Consejo Coordinador Empresarial, el grupo de la iniciativa privada mexicana que ha cabildeado intensamente a favor de la supervivencia del acuerdo, declaró la semana pasada que las posturas del USTR están orillando a México a levantarse de la mesa.