Escribe desde Inglaterra
¡Tecnología, tecnología, tecnología…! ¿Hacia dónde irá y hacia dónde iremos los mexicanos?
Soy un convencido de que la dependencia tecnológica crónica que sufre nuestro país es suficiente para condicionar todos los demás ámbitos de nuestra vida.
Desde las máquinas de café, los equipos de ultrasonidos para hospitales, hasta los costosos equipos de control numérico de nuestras universidades, la abrumadora mayoría son diseñados, registrados, patentados y fabricados en el extranjero.
Para continuar la lista ya es posible añadir una nueva ola tecnológica llamada “la próxima revolución industrial”: la impresión en 3D o fabricación digital.
Esta tecnología, basada en la integración de software, electrónica y nuevos materiales, permite lo que antes era propio de ciencia ficción: imprimir objetos reales desde casa, escuela u oficina.
La impresión en 3D ha irrumpido en países desarrollados de manera importante en los últimos 10 años, aunque en México y América Latina apenas se asoma tras la puerta.
A través de los centros “Idea 2 Product Lab”, Sudáfrica está aprendiendo que mediante la fabricación digital pueden beneficiarse sus artesanos, pequeños empresarios, y sobre todo el capital más importante de cualquier país: los niños. Dele usted una computadora con una impresora 3D a un niño y hará maravillas.
A diferencia de otras olas tecnológicas que hemos visto pasar por años, ésta se presenta como una posibilidad real para “subirnos al tren”, debemos incluirla a nuestros planes de estudio y aprovecharla en forma de empresas de base tecnológica, capacitación y creación de empleos.
El único riesgo es no actuar, por tanto como respuesta, en el encuentro “Innovación tecnológica y nuevas aplicaciones de la Fabricación Aditi” que se realizará en Monterrey hacia finales de 2012, los estudiantes, investigadores e industriales nos sentaremos a debatir nuestras posibilidades, capacidad y potencial para acoger esta nueva ola tecnológica.
Como profesional y entusiasta de este campo me parece una importante oportunidad para nuestro país.
Ante el pesimismo generalizado por nuestra realidad política, económica y social, al final la ciencia siempre nos abrirá una puerta.
El sonorense Javier Murguía es investigador asociado en ingeniería mecánica en la Universidad de Newcastle.