Paulina tiene un sueño: comprar su primer departamento. Durante los últimos cinco años, la mercadóloga ha pagado renta y ahora planea dar el siguiente paso al invertir en un bien raíz propio.
Para la egresada de la Universidad La Salle esto significa que deberá trabajar más para poder pagar las mensualidades de un lugar al que, con el paso de los años, podrá llamar ‘hogar’. Sin embargo, es consciente de las limitantes a las que se enfrenta y que podrían complicar el camino para convertirse en dueña de su propio techo.
“Me he topado con muchos problemas al momento de buscar un departamento, principalmente, por el factor económico. Los precios de vivienda en la Ciudad de México son muy altos y aun con una hipoteca bancaria las mensualidades se comerían gran parte de mis ingresos”, comparte Paulina Luna.
La joven de 25 años es parte de una generación que hace frente a una compleja situación para adquirir su primera vivienda por los bajos sueldos que pagan las empresas a los millennials, los altos costos de los bienes inmuebles, la poca educación financiera y el escaso conocimiento acerca de las opciones hipotecarias existentes.
En promedio, 94 por ciento de los millennials mexicanos planea adquirir una vivienda en los siguientes cinco años, de acuerdo con el estudio ‘Más allá de los ladrillos’ elaborado por Kantar TNS y comisionado por HSBC.
No obstante, un 68 por ciento de quienes aún no adquieren su patrimonio lo atribuyen a que necesitan un salario más alto y 66 por ciento porque necesitan ahorrar suficiente para el enganche.
Al respecto, David Aguilar, periodista que ha seguido la industria de vivienda durante 20 años, reconoce que el mercado inmobiliario pone retos, y no sólo a esta generación, pero todas las barreras se pueden derribar con un poco de voluntad.
“No hay limitantes cuando de verdad lo deseas. Emprender la misión de generar un patrimonio es una decisión de vida importante y no se puede tomar a la ligera”, dice Aguilar.
Aunque, detalla, los trabajadores que son parte de la generación del Milenio laboran bajo los regímenes fiscales de servicios profesionales o asimilados, que les permiten comprobar ingresos ante una entidad financiera, pero no los convierte en derechohabientes del Infonavit, institución que otorga siete de cada 10 créditos hipotecarios en el país.
“La política laboral actual es una limitante para los millennials, pero, al observar de cerca la industria vemos que sí hay créditos disponibles y también existe una oferta de vivienda”, añade.
Bajos salarios vs viviendas muy caras
En el país, las personas de entre 15 a 29 años representan más de un cuarto de la población total, con una cifra que asciende a 30.6 millones de jóvenes, los cuales perciben los sueldos más bajos, según el Inegi.
El grueso de este segmento de la población tiene un salario que se ubica entre los 2 mil 401 y 4 mil 802 pesos mensuales, mientras que sólo el 4.4 por ciento percibe un pago superior a los 12 mil pesos.
“Los bajos salarios que tienen los jóvenes es uno de los mayores problemas con el que se encuentran al momento de comprar una casa o departamento, ya que prefieren las zonas más caras y con una oferta cultural y de entretenimiento amplia”, dice Juan José Solórzano, cofundador de la plataforma de asesoramiento inmobiliario Tu Cantón.
El precio alto responde a la ley de oferta y demanda, los espacios más deseados para vivir suelen ser los que están cerca de los centros de trabajo, cuentan con buenas vías de comunicación, céntricos y con lugares de esparcimiento.
A nivel nacional, el precio medio de la vivienda fue de 810 mil pesos al cierre del primer trimestre de este año, mientras que el de la capital del país ascendió a 1 millón 554 mil pesos, ubicándose como el más elevado de todo México, de acuerdo con cifras de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF).
Para Fernando Soto-Hay, director general de Tu Hipoteca Fácil, los millennials representan un mercado importante, ya que el número de interesados en adquirir una vivienda ha ido en aumento.
“Cada vez más jóvenes quieren hacerse de un patrimonio. Hace 15 años era muy raro que alguien menor a 30 años nos visitara pidiendo una hipoteca, sin embargo, hoy es común que personas de hasta 25 años se acerquen a nosotros para financiar su primera casa o departamento”, comparte Soto-Hay.
En análisis elaborado por Kantar TNS y HSBC revela que los millennials están dispuestos a hacer sacrificios: 62 por ciento gastaría menos en entretenimiento; 24 por ciento compraría algo más pequeño; 19 por ciento consideraría rentar una recámara o comprar junto con un miembro de la familia o mudarse con un familiar para ahorrar para el enganche.
Incluso, 22 por ciento de los entrevistados está dispuesto a retrasar el tener hijos a cambio de poder comprar un techo propio.
En la actualidad, el precio promedio del metro cuadrado en las zonas de clase media alta de la capital oscila entre los 40 y 50 mil pesos, es decir que un departamento de 100 metros cuesta alrededor de 5 millones de pesos.
En Polanco, el precio por metro cuadrado se dispara hasta los 90 mil pesos, de acuerdo con la firma Círculo Bienes Raíces.
Para poder encontrar algo más económico, los compradores tienen que buscar fuera de la periferia de la Ciudad de México.
Pedro J. Cobo, asesor inmobiliario en Círculo Bienes Raíces, reconoce que para un joven que percibe un salario bajo y no cuenta con el respaldo de un familiar es imposible que pueda comprar una casa o un departamento y agrega que esto ha propiciado una evolución en la industria.
“La tendencia está avanzando hacia la construcción de espacios pequeños que se adecuan a las necesidades de las nuevas generaciones”.
Pensar en el futuro
El talón de Aquiles no sólo de los jóvenes, sino de los mexicanos en general, es la poca cultura del ahorro.
“El principal reto que veo en los jóvenes es el tema del ahorro, ya que muchos de ellos no tienen esta conciencia y al momento de querer hacer una inversión de esta naturaleza se encuentran con que no cuentan con fondos. Es importante crear una visión hacia el futuro y pensar en los eventos que se les pueden presentar más adelante”, opina el director de Tu Hipoteca Fácil.
Los especialistas recomiendan a los jóvenes profesionistas ahorrar alrededor del 20 por ciento de los ingresos que se perciben, con el objetivo de tener un monto asegurado en caso de hacerse de un bien raíz o simplemente para estar preparados ante cualquier eventualidad.
Paulina Luna reconoce que cuando entró al campo laboral, sus primeros sueldos los gastaba y nunca pensó en los beneficios que le dejaría tener una cultura de ahorro con el paso de los años.
“Ahora me arrepiento un poco, ya que para esta altura tendría una mayor cantidad guardada para poder cumplir con mi objetivo de comprar una casa o un departamento”.
Opciones a la medida de sus bolsillos
En el sector público existen alternativas que facilitan a los jóvenes la adquisición de una propiedad, como es el caso del Infonavit y el Fovissste, aunque primero es necesario verificar si se es o no candidato para este beneficio.
“Muchos de estos créditos están dirigidos a los segmentos de vivienda popular (con valor hasta 350 mil pesos) que se encuentran en el interior de la República”, explica Juan José Solórzano, cofundador de Tu Cantón.
Asimismo, expone que muchas veces las personas piensan que entre más pasa el tiempo, es mejor hacer el uso de estos créditos, cuando la realidad es que después de los 35 años el monto disminuye, por lo que recomienda ejercer este beneficio antes de esta edad.
Por su parte, Fernando SotoHay, director general de Tu Hipoteca Fácil, agrega que una de las mayores ventajas que tiene esta generación es que está comenzando su vida laboral.
“Los millennials aún tienen muchos años para desarrollarse, así que entre más pronto adquieran una hipoteca más tiempo tendrán para pagarla y más opciones para comprar un activo de mayor calidad conforme mejore su sueldo”.
Para que un joven pueda adquirir una hipoteca bancaria para la compra de un inmueble en la capital del país, el ingreso mínimo que debe reportar es de 16 a 20 mil pesos al mes, según expertos consultados.
Además de este monto, es necesario que los interesados desembolsen el 10 por ciento del valor total del inmueble en concepto de enganche.
Soto-Hay comparte que si los jóvenes optan por esta vía es recomendable que contraten la hipoteca en pesos, con un periodo a 15 años y en tasas fijas, ya que de este modo lo hará patrimonialmente más eficiente que con un esquema a 20 años.
Otra alternativa es compartir el pago de la hipoteca con la pareja, sin embargo, Pedro J. Cobo advierte que esta opción no es muy viable para una generación que se ha caracterizado por no mantener relaciones a largo plazo.
“Por desgracia, las parejas millennials son como los Kleenex. Al inicio deciden asumir este compromiso, pero, con el paso del tiempo se separan y con ello llegan los problemas legales y jurídicos, más allá de los afectivos”.
La renta de cuartos y casas compartidas se ha convertido en un escalón para acceder a una vivienda. El Inegi divide los hogares en México de dos maneras: familiares y no familiares.
Respecto a los últimos, 93 por ciento están integrados por una sola persona, mientras que 7 por ciento son compartidos con roomies y están formados por dos o más personas sin alguna relación de parentesco.
Aun cuando el mercado ofrece diversas alternativas para los millennials, David Aguilar considera que la clave del éxito radica sólo en una cosa: ahorrar.
“Todo mundo quiere la casa perfecta. Pero, para hacerse de un patrimonio, primero se debe ahorrar, de lo contrario, el sueño será inalcanzable”.
Vivienda a la baja
El volumen de vivienda nueva comercializada a nivel nacional tocó su peor nivel el año pasado desde 2013, al venderse sólo 443 mil 547 casas.
Lo anterior significó una disminución de 14.3 por ciento con respecto al año previo, revela el reporte anual de la empresa inmobiliaria Realty World.
La entidad que registró la mayor contracción fue Oaxaca con una caída de 54.2 por ciento, en contraste, la que tuvo el repunte más amplio fue Aguascalientes con tan sólo 3.3 por ciento.
Bajo este panorama, todos los segmentos de vivienda en el país registraron una disminución.
En el caso de las residenciales plus (aquellas con un valor superior a los 3 millones de pesos) la caída fue de 37.1 por ciento en el lapso de un año.
Para la residencial, cuyo valor es superior al millón 577 mil pesos, la pérdida fue de 25.8 por ciento, en tanto para la media (valor entre 736 mi8l y un millón 577 mil pesos) y la de interés social (valuada entre los 269 mil y 421 mil pesos) la disminución fue de 22.7 y 9.8 por ciento respectivamente.