T-MEC, las letras pequeñas del acuerdo
En la última modificación del T-MEC se establecen cambios importantes, pero México deberá poner atención a la aplicación de las normas laborales y del sector automotriz para no quedar rezagado
Nayeli Meza OrozcoInició con un gobierno y terminó con otro. México fue el primero en ratificarlo y regresó con la misma velocidad a la mesa cuando fue necesario revisar la versión actualizada. Ayer, una vez más, el país azteca cumplió luego de que el Senado aprobara el protocolo modificatorio al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y dos acuerdos paralelos. Ahora, el balón se encuentra en la cancha de los vecinos al otro lado de la frontera norte.
El protocolo aprobado modifica algunas disposiciones en materia laboral, ambiental, propiedad intelectual y reglas de origen automotriz.
A pesar de los descalabros que se padecieron tras más de un año de negociaciones, hoy se vislumbra un mejor panorama para que el acuerdo pueda entrar en vigor durante el primer semestre de 2020. Con ello terminaría la era del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para dar paso a la del T-MEC.
El nuevo tratado permitirá consolidar una zona libre que representa el 16.3 por ciento del comercio internacional y más del 27 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a nivel global, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía (SE).
Aunque el gobierno mexicano cumplió con su promesa de transparentar y difundir el documento que contiene lo pactado, las letras pequeñas aún inquietan a algunos especialistas y empresarios.
Sin embargo, Aliza Chelminsky, coordinadora general del Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques (CEIGB) del Senado, considera que el protocolo aprobado no representa un mayor riesgo, aunque se deben revisar a detalle algunos puntos.
“El tratado nos permite reivindicar las reglas claras para la inversión hacia México y da certezas, además de que es una oportunidad para que el país logre un mejor desarrollo, pero se deben trabajar tanto los temas en materia laboral como en acero y aluminio”, dice la también integrante del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).
¿Todos ganan con el T-MEC?
El tema que más acaparó la atención fue el relativo a los derechos laborales, ya que en un documento difundido por el Departamento de Comercio de Estados Unidos se lee que la vigilancia mediante paneles está dirigida solo a México.
Estos paneles se utilizarán para solucionar controversias que puedan existir entre México y Estados Unidos, o entre México y Canadá, pero no existe una regla específica entre Estados Unidos y Canadá.
Los paneles, que sustituyeron a inspectores que se querían enviar al territorio nacional, permitirán el bloqueo de exportaciones en caso de que una empresa incurra en violaciones a los nuevos acuerdos por más de dos ocasiones. No obstante, Jesús Seade, subsecretario y negociador comercial para América del Norte, ha negado que esta medida se trate de un castigo para las empresas, en especial para las que tienen operaciones en México.
Alberto Ruiz, socio director de la firma Antón Rioja S.C., explica que este tema generó mucha polémica por la errónea interpretación que se le dio.
“Es necesario entender que de facto los inspectores estadounidenses no visitarán empresas mexicanas sin avisar y tampoco las sancionarán. Es falso porque antes existirá un procedimiento que se iniciará con la queja de uno de los países en contra de otro sobre que están negando derechos laborales y esto tiene un impacto negativo para el comercio”, detalla el doctor en derecho.
La modernización en el apartado de propiedad intelectual se relaciona con biomedicinas y garantizará los estándares mínimos de protección, que promoverán no sólo la innovación, sino también la transferencia de tecnología.
En el T-MEC negociado originalmente estas medicinas protegían las de marca por 10 años, contra ocho en Canadá y cinco en México, pero con la actualización la cláusula de los 10 años de protección quedó descartada.
El diario The Washington Post realizó un análisis sobre los perdedores y ganadores del T-MEC y puso a México en el lado negativo de la balanza. No obstante, la coordinadora general del CEIGB tiene una percepción diferente al respecto.
Respecto a las reglas de origen automotriz se llegó a un acuerdo para que en siete años el 70 por ciento del acero en vehículos sea fundido en la región, mientras que con el aluminio se negoció posponer por diez años la discusión sobre la propuesta de que el 70 por ciento del metal perteneciente al sector sea fundido en territorio norteamericano.
En el último año no solo México experimentó una reconfiguración política y económica, en Estados Unidos se vivió una transformación al interior del Congreso y Canadá realizó elecciones.
Alberto Ruiz, socio director de la firma Antón Rioja S.C., asegura que la modificación de todos los temas fue importante, pero el capítulo relacionado con el medio ambiente y conservación es prioritario, ya que el beneficio no será solo para uno u otro país de la región.
“Asignar ganadores y perdedores es incorrecto porque los tres países necesitaban el T-MEC. El tema ambiental es muy favorable en especial porque obligará a Estados Unidos a cumplir con compromisos que favorecerán al mundo”.