Los mexicanos han convertido a Elba Esther Gordillo en la enemiga por excelencia de la educación mexicana.
Sin embargo, como muchos expertos ha argumentado, tanto en México como Estados Unidos, quitar al líder del sindicato no va a resolver todos los problemas en el largo plazo.
En cambio, es necesario cambiar la estructura de fondo para poder mejorar la educación.
Desde luego que el cuestionamiento sobre la calidad educativa es válido: año tras año escuchamos sobre resultados pobres en las pruebas de comparación internacional llamadas PISA.
En el último comparativo, realizado en el 2009, México se ubicó en el lugar 48 de 65 economías, en cuanto a rendimiento en la prueba que mide matemáticas y lectura.
Por supuesto que por encima están países con mayores ingresos, pero también otros de niveles medios, como Turquía, Eslovenia o Chile.
¿Sindicato obstáculo?
Una de las consecuencias indirectas de contar con un sindicato poderoso es la distorsión en el gasto que generan. Esto resulta en graves ineficiencias para el sistema educativo, que termina por afectar el aprendizaje de los estudiantes.
Por ejemplo, a pesar de estar por encima del promedio en gasto educativo, en relación a otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en México se gasta mucho más que en el resto de países en gasto corriente, que incluye salarios y prestaciones.
En el aspecto de infraestructura, México se encuentra por debajo. Esto incluye a la tecnología de aprendizaje para las escuelas, calidad de salubridad en las escuelas, hacinamiento de estudiantes en los salones, entre otros.
En México, el 98 por ciento del total del gasto, de acuerdo con México Evalúa, va a parar a gasto corriente, a diferencia de otros países, como Estados Unidos, con 89 por ciento.
La estructura de los sindicatos ha llevado al presupuesto al peligroso punto donde más dinero no significa mejor educación.
En una investigación académica de los determinantes de resultados en pruebas Enlace, la variable de gasto resulta estadísticamente insignificante.
Es decir, para obtener mejores resultados, no importa el presupuesto asignado a la escuela, puesto que ninguna parece usarlo de manera eficiente.
La ineficiencia es evidente en los resultados que obtenemos por nuestra inversión.
Gastamos más porcentaje del presupuesto público en educación que países como Chile, Israel, Dinamarca, Alemania, España, Francia, Corea del Sur y Noruega.
Y a pesar de los malos resultados, otra herencia de un sindicato poderoso es que el promedio de salarios para maestros también es mayor a muchos países de la OCDE con rendimientos escolares mayores.
La oportunidad
Más allá de simplemente eliminar a un personaje emblemático del sindicalismo en México, el caso Elba Esther Gordillo tiene un potencial importante para cambiar la composición de uno de los sindicatos más importantes del país.
Es la oportunidad perfecta para implementar cambios en la legislación sindical que garantizen respetar los derechos de los trabajadores, pero que en definitiva ayuden a mejorar significativamente la transparencia de los sindicatos.
Una manera sencilla de lograrlo es seguir el modelo de algunos entidades de Estados Unidos, que ya cosechan los frutos de legislación del corte de “derecho a trabajar”.
Estas leyes prohíben las aportaciones directas del gobierno hacia el sindicato.
En este caso, en lugar de transferir una cuota mensualmente de la tesorería federal hacia las cuentas bancarias del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el dinero tendría que ser depositado en las cuentas de los trabajadores, y estos tendrían que decidir cuánto aportar al sindicato.
Los maestros que lo consideren una buena inversión, y que así lo deseen, podrán contribuir con la misma cantidad que ahora le descuentan en automático, o inclusive más, para su sindicato.
La intención es que la poco o nula transparencia en el uso de los recursos del sindicato pasaría entonces a ser de interés primordial de todos los agremiados.
De hecho, este tipo de leyes son beneficiosas para todos. Como habíamos escrito previamente en esta sección, diversos estudios económicos encuentran que los salarios tienden a aumentar y los estados a atraer más inversión si cuentan con leyes sindicales como estas.
En pocas palabras, líderes sindicales siempre habrá y no dejarán de ser poderosos si no se cambia la manera de operar de los sindicatos.
Esta es una buena oportunidad para hacerlo de una vez por todas.
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