Tijuana noir
“Tú sabes que este no es el verdadero México. Las ciudades fronterizas sacan a relucir lo peor de un país”:
Charlton Heston en la película Touch of Evil (1958)
Desde hace muchos años las ciudades mexicanas de la frontera han luchado por sacudirse esa mala reputación e imagen que se tiene de ellas dentro del país y en el resto del mundo.
Eduardo Flores Campbell“Tú sabes que este no es el verdadero México. Las ciudades fronterizas sacan a relucir lo peor de un país”:
Charlton Heston en la película Touch of Evil (1958)
Desde hace muchos años las ciudades mexicanas de la frontera han luchado por sacudirse esa mala reputación e imagen que se tiene de ellas dentro del país y en el resto del mundo.
Debido a su oscuro pasado, su catálogo de vicios y su historia de perdición, su fotografía se asemeja a la de personajes de la novela negra y las películas de “film noir”: seres condenados, al borde del abismo, luchando contra sus propios demonios.
Ejemplo es la película Touch of Evil, de Orson Welles, conocida en español como Sed del Mal, ambientada en un pueblo mexicano fronterizo.
A Charlton Heston le toca uno de los mejores papeles de su vida, como el honrado policía mexicano Miguel “Mike” Vargas.
La película empieza con una bomba en la frontera y Vargas trata de resolver el caso junto a un alcohólico jefe de la policía norteamericana de dimensiones grotescas, Hank Quinlam -Orson Welles-.
No voy a contar la trama. Quiero que la vean. Conseguir esta película en DVD vale la pena.
Recomiendo el material adicional, las biografías y en particular la carta donde Welles explica su desacuerdo a los cambios hechos por los estudios al editar el material.
El director/actor llevó a Sed del Mal a un lugar a donde ninguna otra película de cine negro ha vuelto a llegar.
Es una especie de ensayo sobre la decadencia en ambos lados del cerco, la impartición de la justicia y los excesos que se cometen a nombre de ésta.
El personaje del obeso Quinlan representa a los Estados Unidos y el rectilíneo Vargas, a México y por default al resto del mundo.
Si la primera película del genero de cine negro, El Halcón Maltes (1941), nos dice al final: “esto es de lo que están hechos los sueños”, el final de Sed del Mal entre el caos y la desesperanza a su manera también nos habla de los sueños y de la muerte de éstos.
Orson Welles sufrió censura al intentar romper estereotipos y prejuicios , mexicanos honestos, gringos corruptos, lo que marcó en cierta forma el principio del fin de su carrera.
Ojalá que la imagen de estos pueblos fronterizos, esa que vive en el colectivo imaginario, que se nutre de los medios informativos y cuya percepción se debe en gran parte a la óptica de Hollywood, solo existiera en la literatura y en la imaginación de los guionistas de cine.
Quiero parafrasear al secretario de gobierno de Medellín, Jorge Vélez, quien en su visita a Tijuana hace unos años dijo: “El mundo nos ha estigmatizado, aunque esto no tiene nada que ver con la realidad”.