En el año de ‘El Gran Confinamiento’ la carga de trabajo no remunerado en casa aumentó

Trabajo del hogar, necesaria pero invisibilizada actividad

En el año de ‘El Gran Confinamiento’ la carga de trabajo no remunerado en casa aumentó y fueron las mujeres las mayores responsables de cumplir con estas tareas, un elemento que les impide integrarse de forma plena al mercado laboral

Constantemente pasa desapercibido, pero mantener limpio tu hogar, preparar los alimentos de tu familia y cuidar de los menores de edad o familiares enfermos es un trabajo que tiene un valor monetario y una función fundamental en el crecimiento económico del país.

En el año de “El Gran Confinamiento” las labores domésticas y de cuidados en el hogar tuvieron aún una mayor participación en la economía debido al aumento de tiempo que los mexicanos pasaron concentrados en su hogar y las personas enfermas requerían de atención.

Estas actividades fueron desempeñadas en mayor medida por mujeres, como se puede observar en los datos de la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares en México, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

La información aportada por el INEGI advierte que durante el 2020 el valor económico de las labores domésticas y de cuidados realizadas por la población de 12 y más años de edad reportó un monto de 6.4 billones de pesos, equivalente a 27.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Este valor es 4.7 puntos porcentuales más elevado que el que se registró en 2019.

Las mujeres contribuyeron con 73.3 por ciento en el total generado por estas actividades económicas en tanto que los hombres lo hicieron con 26.7 por ciento.

La economía mexicana tendría 3.5 billones de pesos adicionales si para 2030 la tasa de participación laboral de las mujeres fuera aproximadamente de 56 por ciento

“Esto se puede asociar con esta fuga de talento femenino que vivimos en el mercado laboral, en donde millones de mujeres se salieron del trabajo y se quedaron fuera de la economía remunerada.

“Cuando concluyó el periodo más estricto de la pandemia vemos cómo los hombres regresan a los empleos pero las mujeres no y su reintegración empieza hasta septiembre y en una tasa baja; mucho tiene que ver con el cuidado de los niños, que al interior de la casa hay más trabajo, además, los sectores en los que tradicionalmente las mujeres están concentradas, que es en servicios, fueron los más afectados”, explica Fatima Masse, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

La integración de las mujeres al mercado laboral de forma plena es un elemento que podría detonar el crecimiento económico del país. De acuerdo con cálculos del IMCO, el salto del PIB podría ser hasta 15 veces mayor al registrado en 2020 si se suman 8.2 millones de mujeres a los empleos.

En el escenario que propone el IMCO, para el 2030 la economía mexicana tendría 3.5 billones de pesos adicionales si la tasa de participación de las mujeres fuera similar al promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es decir, del orden de 56 por ciento.

Pero estas prometedoras estimaciones de crecimiento son inalcanzables en el panorama presente, al ser México una de las naciones con menor participación femenina en el mercado laboral entre los países de la OCDE y que ésta descendiera aún más con los efectos que provocó la pandemia por COVID-19.

En octubre de este año se registró un total de 56.4 millones de personas ocupadas, de éstas 22 millones eran mujeres, frente a los 34.3 millones de hombres, conforme a los datos arrojados en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

“Con esto las mujeres están en desventaja porque muchas de ellas aunque quisieran trabajar no pueden hacerlo y no tienen autonomía económica y a la par el mercado laboral se pierde los beneficios de poder contar con más mujeres. En el caso de las mujeres que ya están en el mercado laboral tienen una carga mental muy fuerte porque tienen más tareas de las que hacerse cargo”
Fatima MasseDirectora de Sociedad Incluyente del IMCO

Trabajo del hogar, actividad invisible

Para poder avanzar en el reconocimiento de las actividades no remuneradas en el hogar y comprender la importancia de éstas en la economía nacional, es importante insistir en que son catalogadas como trabajo.

“Me encanta que estemos hablando del valor económico porque al final del día hay un montón de tareas que pareciera que no se ven. Es común encontrar a los chavitos que dicen ‘mamá, tú no trabajas’ y sí, no reciben un sueldo por ello, pero es chamba que sí la tendrían que contratar por fuera se tendría que pagar y además es tiempo, el recurso más limitado que tenemos los humanos, que se podría invertir en otras actividades”, explica la integrante del IMCO.

La mayor contribución al valor económico del trabajo no remunerado de los hogares corresponde a cuidado y apoyo con 27.9 por ciento, seguido de la actividad de proporcionar alimentos con 21.8 por ciento y las actividades de limpieza y mantenimiento de la vivienda con una contribución de 20.7 por ciento.

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