El tiempo se está acabando para Grecia en su lucha por mantener sus finanzas públicas a flote, y esto ha orillado a su gobierno a emprender medidas desesperadas.
A inicios de este mes, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, dijo estar “muy confiado” de que su país alcanzaría un acuerdo con sus acreedores para antes de la fecha límite que se auto-impuso en las negociaciones anteriores, fijada para el 24 de abril.
Esta predicción se ve cada vez menos probable, con el desacuerdo político entre Grecia y sus acreedores persistiendo. A raíz de estas diferencias, se ha retenido un pago de aproximadamente 7 mil millones de dólares correspondientes al rescate financiero del país europeo.
Y con la fecha límite para realizar un pago de 828 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI), fijada para el 12 de mayo, las preocupaciones de un default están a la alza.
Los rendimientos de los bonos griegos a tres, cinco y diez años tocaron nuevos picos históricos ayer, rebasando los niveles vistos durante la crisis de deuda del 2012. Datos del banco central griego muestran que la fuga de capital en el país durante los últimos seis meses alcanza los 67 mil millones de dólares.
Ante esta situación, el gobierno griego ordenó ayer a los gobiernos locales de su país transferir sus reservas (un monto de aproximadamente 2.1 mil millones de dólares) al banco central para que éstas sean utilizadas en el pago de salarios y pensiones gubernamentales, junto con el pago al FMI.
Calendario de la crisis
Aún más preocupante es que la controversial decisión del gobierno griego probablemente tendrá un efecto muy limitado ante sus problemas.
Los problemas financieros de Grecia no se detendrían con el próximo pago al FMI, pues poco tiempo después, entre junio y julio, Grecia tendría que pagar un total de más de 11 mil millones de dólares a los tenedores de su deuda pública.
Analistas y expertos ven sumamente improbable el que el país logre realizar estos pagos sin problema a menos que alcance un acuerdo de reforma económica y reestructuración de su deuda con sus acreedores.
Alrededor de 90 por ciento de esta deuda de casi 336 mil millones de dólares (equivalente a más de 175 por ciento del Producto Interno Bruto del país) se encuentra en manos del FMI, el Banco Central Europeo, y los gobiernos de otros países de la eurozona (principalmente Alemania). El 10 por ciento restante se encuentra en manos privadas.